sábado, 28 de agosto de 2010

Historia derrotada


Recién me llegó el libro “Viaje por la historia de México” del historiador Luis González y González, es un libro que sintetiza en pocas páginas (apenas 68) toda nuestra historia nacional. Aún no lo he podido leer con detenimiento, lo que sí pude leer es la carta de Felipe Calderón que acompaña el libro diciendo que dicha edición es una forma de celebrar “200 años de ser libres”.

Sé que para algunos efectivamente ahora gozamos de libertad, para otros, como yo, consideramos que aún nos falta mejorar en muchísimas cosas para realmente adjetivarnos como “libres”. Pero ese es tema para otro post. Aquí quiero plantearles mi teoría que, me imagino, ya algún historiador por ahí ha sugerido: nuestra Independencia y Revolución es la historia de personajes derrotados. Los psicólogos tienen ahí material de estudio para encontrar, también, la causa de nuestra aversión a triunfar en algo; si no pregúntense cuantos de ustedes plantearon que, por ejemplo, el concurso Miss Universo tiene algo oscuro y arreglado ya que lo volvió a ganar, después de muchos años, una mexicana.

¿Pero porqué digo que, tanto la Independencia como la Revolución, es la historia de personajes derrotados? en la Independencia destacan personajes como Miguel Hidalgo y Costilla quién, a meses de haber iniciado la Independencia, muere fusilado en Chihuahua, Ignacio Allende también fue fusilado, Juan Aldama fusilado, José María Morelos fusilado, Vicente Guerrero fusilado. Los más destacados héroes nacionales terminaron fusilados a manos de aquellos quienes combatían.

En la Revolución nos fue peor ya que, cuando menos, el fusilamiento en la época de la Independencia se daba después de un juicio, aca los personajes históricos fueron asesinados: Francisco I. Madero asesinado, Francisco Villa asesinado, Emiliano Zapata asesinado, Venustiano Carranza asesinado, Alvaro Obregón asesinado. Y viendo a los personajes del otro extremo, a los que podríamos pensar son los “malos” (si es que tal adjetivo se le puede dar a alguien ya que nadie es totalmente "malo" o "bueno") de la Revolución como Porfirio Díaz o Victoriano Huerta, el primero murió de causas naturales en Europa y el segundo de cirrosis en una cárcel de Estados Unidos. Ninguno asesinado a manos de sus enemigos.

Se les agradece a todos nuestros héroes el haber dado su vida por México, desde luego. Y con mucha mayor razón este año que, adoradores como somos de los números cerrados, se cumplen 200 y 100 años de la Independencia y de la Revolución respectivamente. Pero precisamente por hacer lo que hicieron en el momento histórico que les tocó vivir uno desearía que hubieran tenido un mejor final para sus vidas.

P.D. uta, por fin me salió un post.

lunes, 23 de agosto de 2010

El miedo a la pantalla en blanco

Debería actualizar más seguido este blog y escribir sobre muchas cosas, pero la verdad es que nomás de ver ese recuadrito blanco esperando que uno lo llene de palabras si da miedo. Y es que uno quisiera que ese recuadrito blanco se llenara de ideas bien creativas, bien propositivas, todas ellas encaminadas a hacer de este blog un lugar de sano esparcimiento y diversión garantizada, pero en cuanto uno se pone a escribir descubre que a lo más que se puede aspirar aqui es a ser un tugurio de mala muerte y entonces me decido mejor a escribir después.

En fin, ahi les aviso que sucede. Permisito.

viernes, 13 de agosto de 2010

Futuro

[Por Cosmos02]

La anciana logró levantarse de su posición en cuclillas sólo con un leve gemido, producto del esfuerzo con la espalda, después apisonar la tierra en torno a una planta. Ya de pie puso las manos en jarra y miró orgullosa su huerto. Este sería un buen mes, sin duda. Del lado izquierdo, las dos filas de hojas verdes que sobresalían de la tierra le decían que en una semana, a lo sumo semana y media, podría levantar las zanahorias. Al centro, las lechugas romanas y las coliflores competían en salud y crecimiento. A la derecha, a ras del piso, los rábanos también estarían listos muy pronto, mientras que en el muro de ese lado se levantaban, como escalones, los distintos niveles de tubos donde por fin había conseguido cultivar con hidroponía pimientos y brócoli que tantas pruebas y errores le habían costado.

Como siempre, lo levantado se dividiría en tres: para vender, para cambiar y para comer. Hizo un rápido cálculo mental de las cantidades que significaría cada parte.

Rodeó el área del huerto por atrás del muro de la derecha donde había unas gavetas metálicas. Abrió la que estaba a media altura y deslizó hacia afuera un bulto de papel aluminio que pesaba quince kilos, dejándolo caer al piso. Se quitó los guantes de plástico y los metió en la bolsa izquierda de su delantal a cuadros, mientras que de la bolsa derecha sacaba unas tijeras con las que cortó la boca de la bolsa de aluminio. Se ajustó la visera y los anteojos, metió la mano al bulto y sacó un puñado de arenilla compuesta de cereales, tortas oleaginosas, proteínas de origen animal, subproductos de molinería, o sea deshechos de maíz, aminoácidos sintéticos, minerales, vitaminas, antioxidantes, grasa de origen vegetal y conservadores y lo echó un una vasija que estaba en el suelo, sacó más producto de la bolsa hasta casi llenar la vasija, luego camino hasta el final del muro donde unas gallinas en unas jaulas de malla la miraban expectantes esperando el alimento. “A ti y a ti las voy a cambiar por un guajolote a doña Julia, para preparar pavo esta navidad”, pensó la mujer mientras veía a dos gallinas aún de mediano tamaño. Metió la vasija que las gallinas rodearon velozmente para comer ávidas. Luego abrió la puerta de una caja metálica que estaba junto a las jaulas. En su interior había una pantalla touchscreen con áreas y rótulos de colores, la pulsó tres veces y con ello ajustó el suministro de agua, tanto para el huerto como para las aves de la jaula. Después rodeo las jaulas hasta llegar a un balcón y ahí se dio el lujo de suspirar contenta mientras contemplaba el paisaje.

No le gustaba mirar hacia abajo, le daba vértigo los más de 350 metros de altura del balcón, desde donde apenas y se alcanzaban a ver los vehículos que se movían abajo en la calle. Pero sí podía mirar hacia el frente, donde se apreciaban claramente las plataformas de cultivo de sus vecinos que se hallaban un poco más abajo, la mayoría de ellos áridos y abandonados. Por las extrañas formas de las estructuras que las sostenían, cada tanto de tierra parecía estar flotando en el aire. Luego miró a un lado y a otro, su vecina más cercana también tenía un huerto exitoso y era otra de las pocas familias afortunadas que comían algo más que los envoltorios sintéticos que llegaban a todas las viviendas.

Luego miró al cielo. El gigantesco domo que cubría ese complejo de edificios no era perfectamente traslúcido, pues también debía capturar fotones para producir electricidad, dándole al sol siempre un tono marrón claro al mediodía y de una melancólica y grisácea oscuridad tan pronto comenzaba a atardecer y antes de que entrara en funcionamiento la iluminación automática de los cientos de millones de leds incorporados en su superficie.

A lo lejos, fuera del domo, apenas perceptibles como el lento movimiento de un rio de lodo, filas oscuras serpenteaban en el horizonte. Millones de personas sin ánimo ni esperanza se desplazaban desde el sur sin destino cierto entre una bruma sucia y sofocante. Fingían ignorar al domo y su contenido, pues cualquier movimiento, cualquier dedo señalando, cualquier mirada hacia él, podía ser interpretado como un gesto hostil por los infalibles sistemas láser del exterior del domo, que reaccionarían fulminando al responsable en una fracción de segundo. Podrían incluso hacer lo mismo con todos los que pasaran cerca de él si un día fuera necesario.

lunes, 9 de agosto de 2010

[......]

Hoy no hay post.
Mañana sí.
Espero.
Aunque todo puede suceder.
Si vienen mañana se enteran.
Muchas gracias.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Una joven de 29 años


[Por Cosmos 02]

El 12 de agosto de 1981 hizo su aparición la primera IBM PC, es decir, cumplirá 29 años. Y el suceso tiene su interés a pesar de que no se trata de la primera computadora personal, ni mucho menos.

Para aquellos que a fines de los 70’s e inicio de los 80’s éramos estudiantes de bachillerato o de primeros semestres de universidad fue una novedad comenzar a escuchar de pequeños y maravillosos aparatos interactivos que podían conectarse a la televisión y podían programarse en algo que se llamaba Basic. De hecho, esos extraños artefactos difícilmente podían servir para otra cosa que no fuera aprender Basic, que era un sencillo lenguaje de programación. El desarrollo de programas para negocios con el Basic y el uso profesional de esos equipos era en realidad muy improbable. Pero eran juguetes maravillosos. Yo por ahí aún debo tener una Timex Sinclair 1000, TS1000 para los cuates. Era una simpática cajita negra, pequeñita, que conectaba a una minúscula televisión blanco y negro que por fortuna habían dejado en desuso en mi casa. Tenía 4 KB de memoria y si uno quería grabar algún programa con ella, había que conectarle una grabadora de cassettes.

También había una llamada Commodore 64, el 64 por sus flamantes 64 KB de memoria, que era magnífica para manejar gráficos en pantalla y también sonidos, aunque, de nueva cuenta, apenas y servía para algo distinto que no fuera aprender Basic. Y hubo muchas, realmente muchas más. Una Vic-20, Tandem, Amiga, Acuarium, Tandy Radio Shack, Altair, de las que me acuerdo de una larga lista. Hubo incluso una colección de revistas llamada “My Computer” que reseñaba todos los modelos de computadoras pre-PC (por llamarlas así) que constaba de varios tomos, aunque la mayoría fue un fracaso de mercado. La más famosa pertenecía a la única empresa que sobrevivió convirtiéndose en empresa gigante, la Apple, con sus variantes, la Apple II y la IIe.

En muchos sentidos algunas de estas máquinas eran superiores a la IBM-PC de 1981 ¿Porqué entonces es tan relevante el surgimiento de esta máquina hace 29 años? Bueno, en primer lugar porque por primera vez una corporación (y no cualquiera, sino la que había dominado la informática en el mundo durante décadas) mostraba interés por el mercado de las computadoras personales, lo que garantizaba una auténtica orientación de estos aparatos en el mundo de los negocios y porque, por quien la fabricaba, estaba garantizado el respaldo tecnológico donde quiera que se vendiera. Las pequeñas computadoras, las computadoras personales, habían dejado de ser un juguete sofisticado para convertirse en una herramienta en las oficinas. O al menos esa era la promesa con su aparición.

En computación 29 años son una era geológica acelerada y la evolución natural es un jet supersónico. Si se le compara con las computadoras actuales, la primera IBM PC apenas y se había elevado un par de milímetros del piso. Era un cajón con un horroroso monitor de fósforo verde. Los primeros modelos tenían 256 KB de memoria y una unidad de disco flexible de 5.25” con capacidad de grabación de 160 KB. Claro que a todos nos maravillaba saber que eso equivalía a unas 80 páginas de texto sin ningún formato. Las más equipadas tenían dos, increíble, dos unidades de disco del mismo tipo. En uno se ponía el disquete con el sistema operativo y algún programa como los procesadores de texto y en el otro se grababan los datos.

En la actualidad usamos laptops para grabar DVD’s con datos hasta por 8 GB (sin hablar de las que ya incluyen grabadores de Blue Ray que multiplican esa capacidad por 10), equivalentes a unos 50 mil disquetes de aquellos.

La memoria promedio de una computadora de bajo precio es de 512 MB a 1 GB, es decir, 2 mil veces más que aquella y ni qué decir de la velocidad. La primera IBM era de 4.7 Mhz. Ahora, en promedio, hablamos de 3 Ghz de velocidad, es decir, más de 600 veces más rápida en una computadora de 1 núcleo y de 12 Ghz en una de 4 núcleos, es decir 2,400 veces más rápida. Si los automóviles hubieran tenido una evolución similar, de los primeros autos que corrían a 30 kilómetros por hora, tendríamos ahora otros que correrían a 1,800 mil kilómetros por hora.

La historia de los últimos 29 años de las PC está marcada por la innovación y el desarrollo constantes. Grandes mentes han aportado su imaginación y talento para que la computadora sea lo que es hoy en día. Pero también hay quien se valió de algunos trucos en esta historia

Ahora sabemos que IBM no creía realmente en el mercado de las PC, por ello decidió no distraer a su equipo de desarrollo de software para que crearan un sistema operativo para su máquina, sino que buscaron comprarlo ya hecho. La historia cuenta que John Opel, Director General de IBM, durante una reunión en otra empresa en la que también participaba, le confió a su colega Mary Maxwell que IBM estaba desarrollando una computadora personal y que estaban buscando una empresa que programara el sistema operativo. La señora Maxwell lo convenció de que hablaran con su hijo, que él tenía el producto que ellos deseaban. El hijo de la señora Maxwell, que por supuesto no tenía el sistema, le pidió 6 semanas a IBM, tiempo que aprovechó para comprarle en 50,000 dólares su sistema operativo a un programador independiente llamado Tim Patterson, quien a su vez lo había plagiado de otro ya hecho por Gary Kildall. Ya con ese sistema, el hijo de la señora Maxwell hizo un negocio inicial con IBM por cinco millones de dólares en el cual, en vez de venderles el software, les licenció su uso, con lo que obtendría ganancias adicionales por cada computadora vendida en el mundo. El hijo de la señora Maxwell comenzó el camino que lo llevaría a convertirse en el hombre más rico del mundo. Un dato interesante es que poco tiempo después de la aparición de la IBM PC, IBM hizo un arreglo por 800 mil dólares con Gary Kildall para evitar que los demandara por el sistema operativo. Pero eso ya es historia.

Hablar de los ámbitos de uso de la computadora personal es referirse a muchísimas actividades humanas, desde el hogar a la oficina, desde la academia hasta la fábrica, desde la diversión y esparcimiento hasta los sistemas neurálgicos que dan sustento a las ciudades. La dinámica actual de la sociedad difícilmente podría entenderse sin el uso de esta herramienta y la lista de sus aplicaciones sería larga de enunciar.

Quisiera pensar que esto nos ha hecho progresar como civilización, aunque a veces me hace dudar la angustiante certeza, aunque no la tenga respaldada por números, de que hay mucho más computadoras instaladas y funcionando para fines militares u hostiles, que las que están a disposición de misiones de paz, organismos de derechos humanos o institutos de combate al hambre en el mundo. Que hay más computadoras dedicadas a los videojuegos que las que se usan para escribir libros o generar conocimientos; que por cada lectura de información bajada de Internet para aprender algo nuevo hay cien o mil que se entretiene haciendo algo inútil en su computadora.

Y es entonces cuando recuerdo que estas poderosas máquinas actuales, miles de veces superiores a sus prehistóricas antecesoras de hace apenas 29 años, siguen siendo tan tontas como aquellas, siguen siendo incapaces de entender algo, cualquier razonamiento, por simple que sea y nos siguen dejando, por fortuna o por desgracia según como se quiera ver, la obligación de que somos nosotros quienes aportemos la inteligencia para usar sus capacidades.