miércoles, 4 de agosto de 2010

Una joven de 29 años


[Por Cosmos 02]

El 12 de agosto de 1981 hizo su aparición la primera IBM PC, es decir, cumplirá 29 años. Y el suceso tiene su interés a pesar de que no se trata de la primera computadora personal, ni mucho menos.

Para aquellos que a fines de los 70’s e inicio de los 80’s éramos estudiantes de bachillerato o de primeros semestres de universidad fue una novedad comenzar a escuchar de pequeños y maravillosos aparatos interactivos que podían conectarse a la televisión y podían programarse en algo que se llamaba Basic. De hecho, esos extraños artefactos difícilmente podían servir para otra cosa que no fuera aprender Basic, que era un sencillo lenguaje de programación. El desarrollo de programas para negocios con el Basic y el uso profesional de esos equipos era en realidad muy improbable. Pero eran juguetes maravillosos. Yo por ahí aún debo tener una Timex Sinclair 1000, TS1000 para los cuates. Era una simpática cajita negra, pequeñita, que conectaba a una minúscula televisión blanco y negro que por fortuna habían dejado en desuso en mi casa. Tenía 4 KB de memoria y si uno quería grabar algún programa con ella, había que conectarle una grabadora de cassettes.

También había una llamada Commodore 64, el 64 por sus flamantes 64 KB de memoria, que era magnífica para manejar gráficos en pantalla y también sonidos, aunque, de nueva cuenta, apenas y servía para algo distinto que no fuera aprender Basic. Y hubo muchas, realmente muchas más. Una Vic-20, Tandem, Amiga, Acuarium, Tandy Radio Shack, Altair, de las que me acuerdo de una larga lista. Hubo incluso una colección de revistas llamada “My Computer” que reseñaba todos los modelos de computadoras pre-PC (por llamarlas así) que constaba de varios tomos, aunque la mayoría fue un fracaso de mercado. La más famosa pertenecía a la única empresa que sobrevivió convirtiéndose en empresa gigante, la Apple, con sus variantes, la Apple II y la IIe.

En muchos sentidos algunas de estas máquinas eran superiores a la IBM-PC de 1981 ¿Porqué entonces es tan relevante el surgimiento de esta máquina hace 29 años? Bueno, en primer lugar porque por primera vez una corporación (y no cualquiera, sino la que había dominado la informática en el mundo durante décadas) mostraba interés por el mercado de las computadoras personales, lo que garantizaba una auténtica orientación de estos aparatos en el mundo de los negocios y porque, por quien la fabricaba, estaba garantizado el respaldo tecnológico donde quiera que se vendiera. Las pequeñas computadoras, las computadoras personales, habían dejado de ser un juguete sofisticado para convertirse en una herramienta en las oficinas. O al menos esa era la promesa con su aparición.

En computación 29 años son una era geológica acelerada y la evolución natural es un jet supersónico. Si se le compara con las computadoras actuales, la primera IBM PC apenas y se había elevado un par de milímetros del piso. Era un cajón con un horroroso monitor de fósforo verde. Los primeros modelos tenían 256 KB de memoria y una unidad de disco flexible de 5.25” con capacidad de grabación de 160 KB. Claro que a todos nos maravillaba saber que eso equivalía a unas 80 páginas de texto sin ningún formato. Las más equipadas tenían dos, increíble, dos unidades de disco del mismo tipo. En uno se ponía el disquete con el sistema operativo y algún programa como los procesadores de texto y en el otro se grababan los datos.

En la actualidad usamos laptops para grabar DVD’s con datos hasta por 8 GB (sin hablar de las que ya incluyen grabadores de Blue Ray que multiplican esa capacidad por 10), equivalentes a unos 50 mil disquetes de aquellos.

La memoria promedio de una computadora de bajo precio es de 512 MB a 1 GB, es decir, 2 mil veces más que aquella y ni qué decir de la velocidad. La primera IBM era de 4.7 Mhz. Ahora, en promedio, hablamos de 3 Ghz de velocidad, es decir, más de 600 veces más rápida en una computadora de 1 núcleo y de 12 Ghz en una de 4 núcleos, es decir 2,400 veces más rápida. Si los automóviles hubieran tenido una evolución similar, de los primeros autos que corrían a 30 kilómetros por hora, tendríamos ahora otros que correrían a 1,800 mil kilómetros por hora.

La historia de los últimos 29 años de las PC está marcada por la innovación y el desarrollo constantes. Grandes mentes han aportado su imaginación y talento para que la computadora sea lo que es hoy en día. Pero también hay quien se valió de algunos trucos en esta historia

Ahora sabemos que IBM no creía realmente en el mercado de las PC, por ello decidió no distraer a su equipo de desarrollo de software para que crearan un sistema operativo para su máquina, sino que buscaron comprarlo ya hecho. La historia cuenta que John Opel, Director General de IBM, durante una reunión en otra empresa en la que también participaba, le confió a su colega Mary Maxwell que IBM estaba desarrollando una computadora personal y que estaban buscando una empresa que programara el sistema operativo. La señora Maxwell lo convenció de que hablaran con su hijo, que él tenía el producto que ellos deseaban. El hijo de la señora Maxwell, que por supuesto no tenía el sistema, le pidió 6 semanas a IBM, tiempo que aprovechó para comprarle en 50,000 dólares su sistema operativo a un programador independiente llamado Tim Patterson, quien a su vez lo había plagiado de otro ya hecho por Gary Kildall. Ya con ese sistema, el hijo de la señora Maxwell hizo un negocio inicial con IBM por cinco millones de dólares en el cual, en vez de venderles el software, les licenció su uso, con lo que obtendría ganancias adicionales por cada computadora vendida en el mundo. El hijo de la señora Maxwell comenzó el camino que lo llevaría a convertirse en el hombre más rico del mundo. Un dato interesante es que poco tiempo después de la aparición de la IBM PC, IBM hizo un arreglo por 800 mil dólares con Gary Kildall para evitar que los demandara por el sistema operativo. Pero eso ya es historia.

Hablar de los ámbitos de uso de la computadora personal es referirse a muchísimas actividades humanas, desde el hogar a la oficina, desde la academia hasta la fábrica, desde la diversión y esparcimiento hasta los sistemas neurálgicos que dan sustento a las ciudades. La dinámica actual de la sociedad difícilmente podría entenderse sin el uso de esta herramienta y la lista de sus aplicaciones sería larga de enunciar.

Quisiera pensar que esto nos ha hecho progresar como civilización, aunque a veces me hace dudar la angustiante certeza, aunque no la tenga respaldada por números, de que hay mucho más computadoras instaladas y funcionando para fines militares u hostiles, que las que están a disposición de misiones de paz, organismos de derechos humanos o institutos de combate al hambre en el mundo. Que hay más computadoras dedicadas a los videojuegos que las que se usan para escribir libros o generar conocimientos; que por cada lectura de información bajada de Internet para aprender algo nuevo hay cien o mil que se entretiene haciendo algo inútil en su computadora.

Y es entonces cuando recuerdo que estas poderosas máquinas actuales, miles de veces superiores a sus prehistóricas antecesoras de hace apenas 29 años, siguen siendo tan tontas como aquellas, siguen siendo incapaces de entender algo, cualquier razonamiento, por simple que sea y nos siguen dejando, por fortuna o por desgracia según como se quiera ver, la obligación de que somos nosotros quienes aportemos la inteligencia para usar sus capacidades.

1 comentario:

El Agus dijo...

Parangaracutirimicuaro (una palabra difícil nomás para no dejar esto sin comentarios. Quihubas Bro!)