miércoles, 28 de diciembre de 2011

La soledad del moco

¿Dónde embarro el moco que traigo en el dedo? ¿dónde dónde?....mmmm, veamos....apliquemos la técnica de hacerlo bolita y lanzarlo hacia el frente, invariablemente siempre funciona. Entre más ignoremos el punto exacto en donde haya quedado pegado más felices seremos de no volverlo a encontrar en nuestras vidas. Nada más triste que un moco solitario abandonado por la nariz de su dueño en el marco de una puerta, adornando una pulcra ventana o en la soledad de una pared inmensa. Sin un vello nasal que lo acompañe en su sufrimiento.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Los tres libros que marcaron mi vida.

[Por Cosmos02]

Independientemente de que el tema sirvió para exhibir la pobreza intelectual y cultural de Enrique Peña Nieto y para que se diera vuelo el ingenio de los internautas mexicanos con la aparición multitudinaria de chistes sobre lo frágil que es su discurso cuando se sale del guión y que en el fondo como candidato es sólo un cascarón que depende de sus padrinos políticos, sus asesores y, sobre todo, sus publicistas (como espléndidamente retrata Denise Dresser en este video)



Desde mi muy personal punto de vista la pregunta de cuáles son los libros que marcaron nuestra vida además de peligrosa para los políticos, en el fondo es un sofisma y quisiera explicar por qué.

Ciertamente hay libros que lo marcan a uno, pero sería un auténtico crimen que sólo fueran tres. Si así fuera, seguramente nos distinguiría nuestro dogmatismo e intolerancia. Además, esa pregunta me parecería pertinente si se hiciera en el ocaso de la vida, no cuando uno tiene, al menos teóricamente, por delante una gran cantidad de libros por leer y aún no sabemos cuál de ellos podría darle a nuestra vida un vuelco o, al menos, una buena sacudida interna.

De entrada, tendríamos que responder cuáles han sido los 3 libros más importantes en cada etapa de nuestra vida. Seguro que el libro para colorear que usamos cuando teníamos tres o cuatro años jugó un papel esencial que marcó las habilidades futuras del resto de nuestros días. Ese libro merecería sin duda una mención muy especial. Así que la pregunta, formulada con más precisión nos pediría que enlistáramos los tres libros que marcaron cada etapa de nuestra vida, poniéndonos a su vez de acuerdo en cuáles son éstas, aunque podríamos usar la división clásica: infancia, adolescencia, adultez y tercera edad (aunque yo dividiría la edad adulta en nivel uno y dos, digo, uno a los casi 50 no piensa ni de lejos como cuando se tienen veintitantos y en ambos momentos se nos considera adultos).

Luego está el problema de plantear en qué sentido tienen que tomarse las marcas de la vida ¿las que forjan nuestro carácter? ¿Nuestros conocimientos? ¿Nuestra formación profesional? ¿Nuestra capacidad para interpretar y asumir la realidad que nos rodea? Recuerdo que en mi adolescencia me marcó particularmente “Gracias por el fuego”, del maestro Mario Benedetti (y conste que recordé autor y título sin titubear), pero recuerdo también que por las mismas fechas fue muy importante para mí leer y comprender un folletito de trigonometría publicado por la UNAM, cuyo autor quedó en el olvido, pues me dio toda la confianza que necesitaba para enfrentar con éxito matemáticas durante ese semestre. Marcas así no deberían olvidarse, ni pasarse por alto en el recuento de la vida. Sin embargo, dada la fama que ya adquirieron las malas respuestas ante la pregunta en cuestión, el folleto no podría ser mencionado nunca, lo cual en sentido estricto sería una injusticia.

Por otra parte, están los libros que se supone deberían marcarnos a todos (por la cantidad de veces que son citados como poseedores de tal cualidad marcante) y pobres de nosotros si no llevamos dicha marca. Cuando tenía 19 años leí “Cien años de soledad” de ya saben quién (y si no lo saben a su vida les falta una marca, según), pero recuerdo que realmente lo disfruté muchísimo cuando lo releí por ahí de los 27 o 28 años, aunque no siento que haya sacudido o marcado mi vida, sólo me proporcionó, como debe ser, el profundo goce que produce leer.

Nuestras concepciones del mundo se forman no sólo de los libros que leemos, aunque deberían ser fuente fundamental de las mismas, sino también de nuestra experiencia personal, nuestro entorno material y social y, por supuesto, nuestras capacidades y limitaciones que nos vienen por herencia genética, salud y otras circunstancias. En esa mezcla ¿qué libros debemos mencionar como esenciales en nuestra vida? ¿Qué tanto persiste una marca de un libro que ayer nos pareció impactante y hoy intrascendente? Tenía 12 o 13 años cuando leí un libro con una aventura sobre vampiros. Recuerdo vagamente los monitos sobre una portada azul, pero de la anécdota no puedo decir nada, salvo el hecho de que soñé con ella una buena temporada. Están, por supuesto, aquellos otros que quisiera releer en algún momento de mi vida, como “El mundo y sus demonios” de Carl Sagan y otros que, aunque me causaron una profunda impresión, me erizaron la piel y disfruté intensamente su lectura, difícilmente releería para no quitarles el lugar a otros por venir, como “El evangelio según Jesucristo” de Saramago, “La guerra del fin del mundo” de Mario Vargas Llosa o “Historia de dos ciudades” de Charles Dickens.

Por fortuna yo no soy más que un ciudadano común al que nadie le pregunta cuáles son los tres libros que marcaron mi vida. Seguramente al día de hoy no tendría manera de responder con certeza por las razones ya apuntadas (aunque eso sí, sin equivocarme en títulos y autores). Lo que sí sabría decir es cuál libro de mi futuro le tengo puestas fuertes expectativas de que me influya de algún modo. Me refiero a la última recomendación de El Explicador, el a su vez muy recomendable Sr. Enrique Ganem, “Gödel, Escher, Bach: un Eterno y Grácil Bucle” de Douglas R. Hofstadter, el cual por cierto me salió mucho más barato en Amazon que en cualquiera de las grandes librerías de este país, y que comenzaré por ahí de enero, cuando termine “Danza con dragones” de George R.R. Martín que aunque no está marcando mi vida, está muy bueno.

domingo, 30 de octubre de 2011

Corridas de toros


Imagen tomada de El Universal

En una de las escenas de la película “Dead poets society”, el profesor John Keating, interpretado por Robin Williams, sale con sus alumnos a jugar futbol. Les dice “Algunos devotos les dirán que inherentemente un deporte es mejor que otro; para mí, el deporte es la oportunidad que te dan otros seres humanos para superarte”.

La frase es muy cierta, piensen en el futbol soccer, once contra once y ganan los que tengan más talento para golpear la pelota con los pies y colocarla dentro de una portería. El basquetbol, ganan aquellos que sepan dar pases más rápido y botarla con habilidad para meterla en una canasta (no por nada es el “deporte ráfaga”). El tenis, uno contra uno y gana aquél con la precisión de colocar una pelota en el campo del contrario al golpearla con una raqueta. El box, dos seres humanos con el mismo peso buscando conectar los golpes precisos para doblar y noquear al adversario en el menor número de rounds.

Continué pensando en los deportes existentes y en todos noté algo, finalmente son seres humanos contra seres humanos bajo las mismas reglas y, efectivamente, obligando al contrario a superarse, a ser mejor, teniendo el mismo sistema de puntuación y, al final, el mismo castigo o premio para aquellos que pierdan o ganen el encuentro.

¿Pero qué sucede con las corridas de toros? Reconozco que no sé las reglas, tradiciones o elementos que conforman una corrida de toros. Sin embargo es probable que mi ignorancia me permita ver las cosas más claramente. Lo primero que veo es a un ser humano azuzando a un toro con un trapo rojo. Aparentemente la idea es lograr que el toro pase el mayor número de veces posibles a través del trapo rojo sin que al torero le toque alguna cornada.

Por principio es un encuentro desigual, por un lado un ser humano con mucha mayor inteligencia armado con un trapo rojo y una espada. Por el otro un toro con bastantes más kilos de peso que el ser humano aunque con menos inteligencia y con dos cuernos afilados. Tal vez, para hacerlo más justo, deberían hacer crecer al ser humano al peso del toro, quitarle la espada y el trapo rojo y darle dos cuernos. O bien al toro adelgazarlo al peso del ser humano, darle más inteligencia y dotarlo de una espada y un trapo rojo. Que ambos contrincantes tengan igualdad de circunstancias. ¿Cómo ven? Ok, está difícil pues…

Supongo también que la mayoría de las corridas taurinas terminan o bien con la muerte del toro o con éste ganándose el “indulto”. Claro que ya habríamos terminado con las corridas de toros si la mayor parte de las veces perdiera el torero. No somos tan estúpidos para conservar una “tradición” en la que los humanos que participan en ella casi siempre se murieran. Por supuesto que no. Digo.

Ahora bien, también el asunto de los premios y castigos para el que pierde y el que gana. Si el toro pierde lo matan. Si el torero pierde lo abuchean y, me imagino, deja de ser torero y se dedica a otra cosa. También puede recibir cornadas y terminar en el hospital desde luego. Si el toro gana le perdonan la vida. Si el torero gana tiene fama, lo invitan a más corridas, tiene más renombre, gana más dinero. ¿Como que no es pareja la cosa no?

Honestamente no estoy pensando en “los derechos de los animales”. Sólo pido corridas de toros con igualdad de circunstancias. Mismas armas y peso para los dos, torero y toro, y mismos castigos y premios para el que gane o pierda. Esperen…¿sí sería muy cruel si el toro gana que matemos al torero verdad? Tal vez solamente darle de premio al toro el rabo y las orejas del torero.

En fin, que como suceden ahorita no me gustan las corridas de toros. Espero que algún día logren que sea una competición más equitativa. Gracias por su atención.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Hoy miércoles 19 de octubre streaming en vivo desde la Feria Alternativa del Libro #FeriaAlameda

No se pierdan a las 18:30 hrs. el streaming en vivo desde la Feria Alternativa del Libro #FeriaAlameda desde www.argostv.com con la presencia de Daniel Gershenson @alconsumidor y Julio Márquez @luliomarquez1 (padre de Julio César quien murió en el incendio de la Guardería ABC) hay que presionar a Felipe Calderón para que publique la Ley 5 de Junio -aprobada por unanimidad en las dos cámaras) en el Diario Oficial. Daniel y Julio presentarán el libro de Diego Osorno sobre la Guardería ABC.

lunes, 22 de agosto de 2011

La sangre de San Genaro


Poco antes del fallecimiento del Papa Juan Pablo II, le fue extraída sangre por si acaso necesitaba una transfusión. Esa sangre ahora se encuentra en la Ciudad de México y es expuesta al público en general, como una de las reliquias del ahora extinto pontífice.

Su sangre, apenas una gota, encapsulada en una botella parece que no es lo suficiente como para lograr el milagro de la sangre de San Genaro. Esa si mis respetos para que vean.


San Genaro fue Obispo de Benevento (noreste de Nápoles) en el siglo III. Durante la persecución de cristianos ordenada por el emperador romano Diocleciano (hagan de cuenta que en esa época la religion cristiana era como ahora las drogas: ilegal. Y hasta que llegó al poder el emperador Constantino I y la legalizó, hubo matanzas de miles y miles de cristianos. Como ahora por las drogas...en fin.) bueno, pues resulta que San Genaro, obispo de Benevento fue capturado por los romanos y decapitado en el año 305.

En honor a él, el 19 de septiembre, aniversario de su muerte, se expone en la Catedral de Nápoles una urna que contiene su cabeza y un recipiente con su sangre solidificada y negruzca (imagínense, ahi está desde hace 18 siglos...digo). Los fieles comienzan a rezarle tanto a su cabeza como a su sangre y ésta, inexplicablemente, comienza a tornarse nuevamente líquida y rojiza. Esto también sucede el primer sábado anterior al primer domingo de mayo en el que se celebra la fiesta del traslado de San Genaro y el 16 de diciembre en la fiesta de San Genaro, Patrono de la ciudad.

Inexplicablemente dicen los que profesan la religión cristiana desde luego, la explicación dada por los científicos es que la sangre es un fluido no-newtoniano. Este tipo de fluidos se mantienen sólidos mientras están en reposo y líquidos (es decir entran en proceso de licuefacción) cuando se les aplica algún tipo de fuerza y comienzan a moverse.

Desconozco como sea exactamente la ceremonia en la que los encargados sacan la cabeza y la sangre de San Genaro, pero me imagino que en algún momento agitan la sangre de tal forma que esta pasa de sólida a líquida obrando asi el milagro.

Si alguien tiene la oportunidad de ver la cápsula donde está la sangre de Juan Pablo II aplíquele una agitada como si estuviera preparando un coctel. Digo, por simple curiosidad a ver que sucede.

P.D. Post publicado también en el blog cuarentaynueve.

viernes, 19 de agosto de 2011

Día Mundial de la Fotografía

[Post que escribí hace casi 3 años al propósito de esta fotografía:


honestamente está cortado y pegado, asi que ustedes disculparán los datos ya caducados. Lo vuelvo a postear porque me entero que hoy es Día Mundial de la Fotografía, asi que va:]

Recién vimos como un periodista iraquí (Muntazer Al-Zaidi) le arrojó dos zapatos al aún presidente George Bush al mismo tiempo que lo llamaba “perro”. Evidentemente, al ser testigo de lo que el susodicho Bush le ha hecho a Irak durante la invasión norteamericana, el periodista actuó en consecuencia a sus ideas y principios.

Este acontecimiento me llevó a reflexionar sobre los periodistas que, por su trabajo, son testigos de matanzas, tragedias, genocidios e injusticias. ¿Hasta donde pueden soportar su papel de periodistas y no volverse parte del conflicto que tienen que cubrir para los medios?. ¿Hasta cuando dejan de lado al ser humano para ser simples observadores y describir la realidad de los hechos sin intervenir en ellos?. Kevin Carter fue uno de los que finalmente no soportó ser simple observador y se arrepintió de no haber participado en el hecho que capturó con su cámara fotográfica.

Kevin Carter fue un fotógrafo sudafricano; durante toda su vida estuvo cubriendo los conflictos entre los negros y los blancos en el apartheid. Literalmente estuvo gran parte de su vida viendo como negros y blancos se mataban unos a otros y su trabajo como fotógrafo fue dejar registro de esos asesinatos. Al cabo de los años le sucedió lo peor que le puede pasar a un ser humano: se volvió insensible. O bien fue obligado a ser insensible, porque de no haberlo sido hubiera interferido con su trabajo. Le ayudaba el alcohol y las drogas que consumió durante el tiempo que duró el apartheid.

En marzo de 1993 decidió irse a Sudán para tomarse unas vacaciones, al llegar ahi fue cuando vio a una niña famélica (vamos, “famélica” es una palabra demasiado elegante). Vio a una niña cuya piel se confundía con sus huesos, una niña cuya desnutrición era tan evidente como su muerte en las siguientes horas. Un buitre detrás de ellas esperaba paciente su comida. Kevin Carter sacó varias fotografías y después se le ocurrió que tendría más impacto si el buitre agitaba las alas. Asi que esperó durante veinte minutos a que lo hiciera; sin embargo el buitre se mantuvo inmóvil esperando que la niña se convirtiera en su comida.

La foto (ver arriba) ganó el premio pulitzer en abril de 1994. Pero también fue el final para Kevin Carter. La gente cercana a el le preguntaba sorprendida como era posible que no hubiera ayudado a la niña inmediatamente después de sacar la foto. Decidió no involucrarse y hacer simplemente su trabajo. Seis días después, uno de sus mejores amigos (Ken Oosterbroek), fallecía en un tiroteo en Tokoza. Ken tampoco se involucró en los hechos que fotografiaba: lo involucraron matándolo.

Kevin Carter recibió el premio pulitzer y después se emborrachó durante varios días. La culpa de no haber ayudado a la niña lo atormentó al igual que la muerte de su amigo. Decidió estacionar su carro cerca del rio donde jugaba de niño y se dedicó a respirar monóxido de carbono emanado de una manguera hacia su asiento hasta morir.

Ah por cierto: Feliz Navidad a todos.

P.D. Post original del 17 de diciembre del 2008

domingo, 14 de agosto de 2011

Tacos de placenta


En California no tienen problema con comérsela.

En Inglaterra la comen para disminuir la depresión postparto e incluso organizan una fiesta para preparar platillos con ella y celebrar la llegada del nuevo integrante de la familia.

Se puede preparar con brócoli o bien al estilo australiano con picante.

Dicen que tiene una consistencia elástica similar al del corazón humano y que sabe parecido a la carne de res. Así platicado parece que no tiene nada de desagradable.
Me refiero a la placenta humana. Ese órgano que funciona durante el embarazo para proveer de alimento al bebé los 9 meses que dura el crecimiento en el vientre materno. Cuando es expulsada del cuerpo de la madre en el parto, la placenta puede llegar a pesar medio kilo, medir entre 1 y 5 centímetros de grosor y de 15 a 20 centímetros de diámetro. Suficiente para varios tacos con cebollitas cambray.

Vamos, no hagan caras de fuchi. Hasta Tom Cruise se comió la placenta de su esposa Katie Holmes cuando nació su hija. Y yo lo veo sano al cuate. Es sólo cosa de animarse. Finalmente tiene oxitocina que ayuda a la madre a la producción de la leche materna para poder alimentar a su bebé.

Si gustan pueden acompañarla con una taza de café Kopi Luwak.

Provechito.

P.D. También pueden disfrutar su taco de placenta leyendo este post en el blog cuarentaynueve.

lunes, 8 de agosto de 2011

¿Un cafecito?


900 euros el kilo. O sea que si el Euro hoy amaneció a 16.80 estamos hablando que una bolsita de a kilo nos cuesta $ 15,120 pesos. Ahi nomás. Y los conocedores dicen que ese café de $ 15,120 pesos sabe exquisito. También le dicen Café de Civeta. Y uno que no se quiere quedar con la duda pues me puse a averiguar que es una civeta. Es un mamífero carnívoro parecido al gato aunque su hocico es más parecido a la mangosta. Se alimenta de insectos, otros pequeños mamíferos y frutas como la fruta roja del café.


La fruta roja del café que se comen las civetas es de donde proviene el café de $ 15,120 pesos llamado Kopi Luwak. “Kopi Luwak” en Indonesio significa “Café de Civeta”. El proceso para la elaboración es dejar que la civeta se coma los frutos de café, la civeta hace digestión, caga los granos de café, se lavan y se tuestan ligeramente y listo. Tiene usted sus granos exquisitos de café Kopi Luwak.

No sé ustedes pero yo, nada más para probar si es tan exquisito, si me tomaba una taza de café hecha con granos cagados. Literalmente cagados. No debe saber tan mal. Digo, los tuestan ligeramente…

P.D. Este post fue escrito originalmente por su servilleta para el blog cuarentaynueve

lunes, 25 de julio de 2011

Canción de Hielo y Fuego de George R.R. Martin



[Por Cosmos02]

Debo reconocer que de una de las sagas fantásticas más famosas que existen, El Señor de los anillos de J.R.R. Tolkien, sólo he leído el primer libro El hobbit. Sin embargo, debo de haber visto la trilogía de películas dos o tres veces. Suficientes para saber que, en el fondo, la anécdota es sencilla: los humanos, enanos, elfos y hobbits deben unirse para luchar contra la maldad de Mordor que, de triunfar, sumirá al mundo en la oscuridad.

Más o menos ocurre lo mismo con la también fantástica saga de Harry Potter. Las fuerzas del bien, representadas por Harry y sus amigos, deben vencer sobre la magia oscura del despiadado Lord Voldemort y sus mortífagos. El bien contra el mal, sin matices y sin más motivos para unos que ser el mal, como para otros representar el bien. Rara vez con dudas y jamás con protagonistas que cambien de bando. Siempre blanco y negro, A o B, Ying y Yang. Igual que los Jedi y Darth Vader, que Supermán y Lex Luthor, que Buzz Lightyear y el malvado emperador Zurg, que la ardilla voladora y Boris Malosnof, etcétera. Siempre tan esquemático que es motivo de parodia en Megamente contra Metroman.

Por eso, no bien había visto los dos o tres primeros capítulos de la serie llamada Game of thrones de HBO cuando ya me había abalanzado sobre el primer tomo de la saga de George R.R. Martin, Canción de Hielo y Fuego, de la cual se han publicado 5 tomos en inglés y 4 de ellos en español, de los siete planeados para toda la historia, y cuyos títulos son:

1.- Juego de tronos
2.- Choque de reyes
3.- Tormenta de espadas
4.- Festín de cuervos (Híjole, después de lo leído, ya me imagino qué tal está este título, hasta escalofrío me da, me recuerda a Peña Nieto y los priístas, no se por qué)
5.- Danza con dragones (Sospecho que uno de los personajes, Daenerys, viene a poner a todos en su lugar, espero)

Acabo de terminar los dos primeros libros y si no fuera porque me estoy retrasando en el desarrollo de mi curso sobre Autocad 2012, ya hubiera continuado con el tercero porque es una historia muy buena, magistralmente escrita, adictiva e increíblemente interesante de leer. Lo definiría así: es el conflicto por el poder, representando por un siniestro trono de hierro al que todos quieren acceder, entre múltiples personajes no necesariamente buenos o malos, en un contexto también complejo que incluye elementos adicionales (ausentes en otras sagas) como el peculiar comportamiento de las estaciones del año. Pero intentemos dar un bosquejo de que va la historia, a ver si tal cosa es posible en un solo post.



Todo transcurre en un mítico continente del poniente, en donde habitaban 7 reinos que fueron, doscientos años antes de la trama principal, unificados a sangre y fuego (de dragón) en un solo trono de hierro por el primer rey de todo el continente, creando entonces un solo reino, pero siete regiones presididas por los herederos de los antiguos reyes.

Esas siete casas crean alianzas o se enfrentan entre sí cuando a la muerte del último rey, Robert Baratheon, la legitimidad del heredero al trono queda en duda, desatándose la guerra. Por una parte, los Baratheon, hermanos del rey, cada uno por su lado, que reclaman el trono para sí, por la otra, la esposa del rey muerto la Reina Cersei, de la casa Lannister, que defiende el trono a favor de su hijo (el cual, a su vez, no es hijo del rey, sino de una relación incestuosa con Jaime Lannister). Por otra parte, están los Stark, señores del norte, que se alzan también contra el nuevo y joven rey cuando su padre, Eddard Stark, es decapitado por órdenes de éste.

A su vez, la última descendiente de los Targaryen, Daenerys, vive exiliada en tierras lejanas soñando con el día en el que pueda regresar a recuperar el trono de sus antepasados, que por sangre le corresponde. En su periplo termina incubando tres huevos de dragón que, obviamente, le darán en algún momento el poder que tuvo su antepasado Aegon I que conquistó los siete reinos.

Si lo anterior no fuera suficiente, tenemos que el continente del poniente está delimitado al norte por un gigantesco muro de hielo, que divide el reino de los hombres de lo que hay más allá en una evidente referencia a la muralla china, creada para contener a hordas de bárbaros. Ese muro está custodiado y defendido por un menguado pero leal ejército llamado “La Guardia de la Noche” que no participa de las luchas entre los grandes señores. Pero no se queda ahí, no sólo hay hordas de salvajes más allá del muro agrupándose para asaltarlo y destruir todo el reino; al parecer también hay gigantes y una amenaza sobrenatural llamada Los Otros. Todo aquél que cae muerto por Los Otros se levanta para seguir matando. O sea, también tenemos zombis.
Agréguese además el peculiar comportamiento de las estaciones, que duran cantidades irregulares de años. Conforme va iniciando la guerra va acabándose el verano, que lleva más de diez años y el invierno, que se prevé más prolongado y hostil que nunca, se avecina.

Hasta cierto punto uno podría pensar que los Stark son los buenos y los Lannister los malos, pero entre sí no son tan homogéneos. Por ejemplo, entre los Lannister está Tyrion, un enano mordaz y sumamente inteligente que cuando se convierte en la Mano del Rey (una especie de Primer Ministro o Secretario de Gobernación), intenta aplicar justicia a pesar de su inescrupulosa hermana, la reina Cersei. Por su parte, Robb Stark, hijo de Eddard, no se niega cuando sus vasallos lo nombran, ilegítimamente según yo, “Rey en el norte”, a pesar del honor y lealtad que los caracterizan.

Se trata pues de una historia que bien podría disputarle el trono de las sagas fantásticas a El Señor de los anillos: tiene un contexto y ambiente basto, sofisticado y con elementos únicos, como las estaciones, los dragones, magia (hay una especie de sacerdotisa-hechicera que engendra sombras que matan), monstruos sobrenaturales (como Los Otros), personajes que, per se, no son buenos ni malos, si no que encarnan y defienden los intereses típicos que suelen rodear al poder político, aunque tampoco falta el honor, heroísmo, traición y ambición. Hay otro elemento que llama mucho la atención, todos los hijos de Eddard Stark, toman como mascota un lobo (de una especie que los hace más grandes y fieros que lo habitual) con el cual desarrollan una relación muy intensa. Robb Stark sorprende a sus enemigos en batalla gracias a que el lobo le dice por dónde puede rodearlos o atacarlos más fácilmente. Bran Stark, que queda inválido después de que Jaime Lannister lo tira por ventana de una torre, logra abrir su tercer ojo, que le permite ver a través de su lobo, etcétera.

Además, hay personajes que uno termina admirando o, por lo menos, sintiendo por ellos una enorme empatía, como el ya mencionado Tyrion, Daenerys, Arya Stark o John Snow, mientras que hay otros que pueden odiarse con facilidad, como el joven rey Joffrey Baratheon.

En fin, para no alargar más esto, diré que acabaré con mis pendientes sobre Autocad para poder echarme el tercer libro, aunque me temo que tendré que tomarlo con calma, pues aunque lea pronto los cinco libros disponibles, seguramente pasarán tres, cuatro, cinco años, no sé, antes de George R.R. Martin termine de escribir la saga y sepamos quien finalmente ganará el juego de tronos, cosa que por cierto no ocurría mientras esperábamos el último libro de Harry Potter, donde la duda era apenas si, venciendo a Voldemort (lo que se daba por descontado), quedaba o no con vida.

martes, 12 de julio de 2011

El Post más hermoso del mundo...

...no es este. Aunque se le parece. Debe haber otro por ahi bonito bonito pero es probable que no sea el más hermoso. Igual y sí es este pero pa saber. Luego cada quien sale con sus cánones de belleza tan distintos que no hay manera de saber cual es el más hermoso de todos. Eso es culpa de todos aquellos que les gusta complicarse. Por eso yo no me complico y declaro a este mi post mio de mi el más hermoso de todos los que hay en todos los blogs. Nomás porque es mio.

Asi es uno de repente de vanidoso. Asi me hizo mi amá, que le voy a hacer.

Permisito, sigo meditando, pensando, filosofando, elucubrando y demás a ver si al rato me sale otro post igual de hermoso que este. Que miren que este me costó trabajo. Con permisito.

(Si esto fuera twitter pondría algo asi como [se aleja con las manos tomadas por atrás, la mirada baja y caminando lentamente como si, iluso de él, anduviera meditando, pensando, filosofando, elucubrando y demás a ver si le sale, como argumenta, otro post igual de hermoso que este] )

jueves, 30 de junio de 2011

Twitter-Blog

Debería tuitear (tweetear, twitear...como sea) aqui en el blog. Tendría muchas más actualizaciones que, además, ustedes leerían con mayor tranquilidad porque no rebasarían los 140 caracteres. ¿Cómo la beisbol?

jueves, 26 de mayo de 2011

A otro mundo

[Por Cosmos 02]

- Llevo 12 años viéndola todos los días, como comprenderás estoy emocionado, la he visto crecer, la he visto desde que era nada hasta el punto en el que estoy ahora”. - Dijo mi amigo dándome la espalda y sin esforzarse por ocultar el tono de melancolía en su voz.

- Es un sueño que ha absorbido mi vida, todo mi esfuerzo, mi dedicación y volvería a empezar si fuera necesario. - Añadió alzando los brazos para enfatizar la importancia de sus palabras.

- Está listo, ya no hacen falta más pruebas, una vez que la ponga en marcha, no nos veremos más mi estimado, te voy a extrañar, de verdad. - Se volvió a mirarme entrecerrando los ojos.

- Es magnífica, tiene 6 cerebros positrónicos dedicados, uno para cada sistema: El de navegación, el de suministro de consumibles, el de habitabilidad interior, el de auto reparación, la interfaz de comunicación con el usuario, le puse voz de mujer, y el de coordinación general y sistemas menores, que, podría decirse, es el sistema principal.

Mi amigo se llevó las manos a los bolsillos y suspiró largamente mirando otra vez hacia fuera, se quedó quieto unos segundos que aproveché para mirar furtivamente a la puerta.

- La cubierta exterior tuve que reforzarla con cerámica de alta presión, el problema es que eso me obligó a recalcular la propulsión, por el cambio de peso, lo que a su vez me llevó a rediseñar los tanques. Tú sabes que se trata de dos problemas fundamentales: la velocidad que debes alcanzar para escapar de la gravedad terrestre y luego la cantidad de combustible necesaria para llegar a la velocidad crucero estimada. Luego no hay problema, la inercia y algunos impulsos tangenciales que obtendremos por cortesía de los planetas nos permitirán mantener el paso hasta nuestro destino.

- ¿Sigues con el plan original de llevarte a alguien más? - Pregunté parándome junto a él, también mirando a donde él lo hacía.

- Claro, ese es el plan original, la gente está elegida y avisada, todo mundo tiene además ya el kit que cada quien debe cargar. Se los mandé por adelantado para que fueran familiarizándose con él. Todos deben llegar entre ocho y diez de la noche, para irnos todos a las 11, iluminará bellamente el cielo oscuro, debes verlo, será un espectáculo que no te puedes perder.

- ¿O sea que sigue siendo como un arca de Noe? – Pregunté sin poder evitar un tono sarcástico.

- ¿Vuelves a burlarte infeliz? - Dijo trastornándose en un segundo en una máscara de ira, por lo que tuve que corregir de inmediato.

- No, no, no, por favor perdóname, de ningún modo. ¿Cómo pude decir eso? Menos aún con ese diseño.

- ¿Te gusta el diseño? Aerodinámico ¿no? Toda una belleza en los cielos. Me van a decir que parece un ovni, pero eso es sólo cuando se le ve por atrás, por el frente sigue tan convencional como un jet. – Respondió regresando a su estado anterior.

- Es muy grande, en el cielo podrá verse de muy diversas maneras, según el ángulo en el que se le mire. - Con esas últimas palabras había ganado los últimos segundos que hacían falta, en ese instante entraron los cinco enfermeros, todos vestidos de blanco. El último traía preparada la camisa de fuerza en las manos.

La escena me dio pena, los cinco sujetos lo inmovilizaron en un instante, no le dieron tiempo ni de protestar. y lo echaron sin mucho tiento a la parte de atrás de una ambulancia. Cerraban las portezuelas en el instante en el que la mamá de mi amigo bajaba las escaleras de la casa y se paraba junto a mí con cara de resignación.

- Gracias por venir, sin ti hubiera sido más difícil y le hubieran hecho daño. La verdad no sé cómo le hace, es la tercera vez que se escapa.

- En realidad es una persona muy inteligente –le respondí mirando el cemento del patio vacío a través de la puerta abierta-, pero qué locura de quererse ir a fundar otro mundo.

La mamá de mi amigo cruzó los brazos y suspiró largamente mirando también a un punto indefinido en el exterior.

- Sí, es una locura. Dímelo a mí que soy su madre y he tenido que sufrir esto por tantos años. Pero lo que él no sabe es que cambié el código para iniciar la ignición, así que aunque quiera, no se va a poder ir.

lunes, 23 de mayo de 2011

Volver a empezar

Cuentito por Cosmos 02

I

Sentado al borde de la cama, en la semioscuridad de este sucio cuarto de hotel, me cubrí el rostro y no pude evitar el llanto. No podía más, ya no resistía nada más, todo se había ido al carajo, todo. Un desastre tras otro, como si realmente hubiera algo llamado Destino y el mío estuviera escrito sobre mí alma de manera trágica. Lo peor era que podía verlo claramente: las circunstancias, las decisiones, la gente, los errores. Todo era fácil de entender y si pudiera regresar el tiempo seguramente no llegaría a este desesperante punto, este instante en el quiero con todas mis ansias que nada sea real. O que la realidad sea un espejismo, humo que se desvanece con la voluntad del viento.

No puedo evitar repasarlo todo constantemente, con su carga de dolor atosigándome las sienes. Quisiera repasarlo en orden por lo menos, desmenuzarlo racionalmente para encontrar soluciones, ideas nuevas que al menos me sosieguen, pero es imposible. Una cacofonía de imágenes, frases, sonidos e ideas se agolpan unas sobre otras, asfixiantemente, como si todas ellas estuvieran ansiosas de estrellarse en mi mente y demostrar, en un concurso siniestro, que cada una tiene más mérito que las demás en mi infortunio. Como si hubiera orgullo en aportar un poco al recuerdo de mi desgracia personal, empresarial y hasta legal.

¿Qué hace un hombre de mi edad que, pese a sus talentos, pierde a su familia, amigos, patrimonio y acaba perseguido por la ley? ¿Qué debo hacer para salvarme de este dolor y recuperar mi vida? ¿Cómo y a quién le pido una segunda oportunidad? ¿Cómo puedo volver a empezar?

II

Recuerdo lo mal que me sentía anoche y cómo dormí entre sueños afiebrados de angustia y desesperación. Inclusive, recuerdo el plan que a duras penas fui esbozando, el clavo ardiente del que me aferraría como última esperanza para enderezar un poco las cosas. Pero al despertar no fue así. Todo se tornó extraño.

Al abrir los ojos distinguí de inmediato el techo de mi viejo cuarto en la casa de mis padres. Todo era igual, mi cama y su colcha de autos de carreras, el clóset color caoba, las cortinas amarillas, el espejo en la pared en su marco ovalado. Hasta el león de peluche que una tía me regaló al cumplir 9 años estaba ahí, nuevecito a mis pies. Mi muy rejuvenecida madre me llamaba diciéndome que se empezaba a hacer tarde para llegar a la escuela. Aunque confundido, curiosamente no entré en pánico al comprobar frente al espejo que era yo, ese niño de mirada perspicaz que estaba frente a mí era yo.

Me puse el uniforme, bajé a devorar el desayuno que la sirvienta de la casa, anciana que suponía muerta meses atrás, me acababa de servir joven y llena de vida. Disfruté en silencio el viaje a la escuela en el asiento trasero del auto de mi padre y fue cuando estaba en mi banca frente al maestro cuando comprendí que esta era mi segunda oportunidad, que estaba empezando de nuevo. Ese día, mientras me madre me recibía con un afectuoso abrazo fuera de la escuela, el maestro salió detrás de mí para felicitarla. “Su hijo siempre ha sido buen alumno.” Dijo, “pero hoy, señora, ha sido espectacular. Toda la clase se la pasó levantando la mano, todo lo supo, contestaba contento, añadía datos, no hubo nada que su hijo no supiera. Incluso cuando revisamos temas de historia, me dio la impresión de que su hijo tiene opiniones muy hechas, como si fuera un adulto. Señora, la felicito, su hijo es muy listo, muy maduro y sabe mucho”. Un tímido “gracias” fue la respuesta de mi desconcertada madre. Por supuesto yo estaba feliz, pero ahora debía ocuparme de otra cosa: tenía que planear el futuro, no volver a cometer errores. Tenía la ventaja del conocimiento y más de una década para planear las cosas. Pero eran muchos detalles, no debía pasar nada por alto si realmente quería tenerlo todo, conquistar el mundo que se me negó la primera vez. A ella debo conocerla dentro de 8 años o 9 años, más o menos, en el primer semestre de la universidad. Debo evitar a mi futuro socio dentro de doce años, me va a hundir. No debo pelearme con el maestro de estadística de octavo, casi para terminar la carrera, sólo me va a retrasar un año. Debo evitar el accidente después, para eso en la noche de la fiesta aquella no debo tomar. Evitar el choque no es relevante realmente, pero ahora lo sé y sé también que me ahorrará problemas. No volveré a dejar pasar la oportunidad que vendrá un poco después, significará mucho dinero ¿Qué más? ¿Deberé escribirlo? No, sería arriesgado, no es prudente que los demás sepan mí secreto, debo hacer el ejercicio de recordar y de hacer distintas las cosas en el momento oportuno, en el momento exacto. Por lo pronto puedo disfrutar jugando con mis amigos otra vez, nunca fui malo pateando la pelota.

III

Algo no anda bien. En realidad no sé que estoy haciendo. Según yo jamás reprobé matemáticas ¿por qué ahora reprobé matemáticas? Ni nunca estuve en una riña colectiva después de una fiesta ¿O sí? ¿Será que ocurrió y no lo recuerdo? Es como si mirara un cuadro que se ha movido, que no es igual, que recuerdo de un modo y al verlo descubro que es de otro. Ocurren tantas cosas que me es imposible compararlas todas con lo que tengo en la memoria, o al menos eso creía. Debe ser la distracción que viene con la adolescencia, será la tensión por redescubrir mis cambios hormonales. No lo sé. Según yo tengo la vida planeada desde que era niño, aunque no recuerdo exactamente de dónde me vino esa idea o porqué es así, a pesar de que lo siento como una convicción muy fuerte. Mi madre me dice que fantaseo mucho, que fantaseo de más, que lo he hecho siempre, pero más desde que tenía 9 años, que debería poner los pies en la tierra y mirar más seguido al presente, en vez de tener siempre la mirada puesta en un futuro que me jacto de conocer. Dice que a veces le da miedo cuando me pongo a hablar del futuro en tiempo pasado. Si al menos pudiera recordar la razón por la que hago eso.

El futuro. Algo raro tiene el futuro. Para mí era una zona llena de certidumbres, el gran patio de juegos en el que estaba ansioso por entrar a divertirme. Ahora no se, me parece nebuloso. Una zona extraña que creía tener en la mano y que se me escurre como arena, como un horizonte que desaparece conforme se mete el sol. ¿Es correcto que estemos haciendo maletas porque vamos a irnos a otro país en donde mi papá tiene “la mejor oferta de trabajo” de su vida? Debería saberlo, mejor aún, debería recordarlo, pero no puedo. Estoy convencido que dentro de poco, uno o dos años, debo conocer a alguien, es importante conocer a alguien, una mujer, una gran amor ¿se supone que deba ella hablar francés? Yo nunca hablé francés ¿O sí? No lo creo, aunque ya no sé si lo olvidé, o si no lo supe nunca. Igual y conozco una chica que hable francés, no estaría mal. Pero no es todo, había también algo que debía evitar, algo, un error, algo. Estaba en el plan, me lo dije a mí mismo desde hace muchos años y ahora que el momento se acerca no sé qué es, ni cuándo. No sé si tenga sentido seguir con estos juegos. Creo que ya debería convencerme de que toda esta imaginación vino de mi infancia y por alguna razón, tal vez la falta de hermanos, me obsesioné con ello. Sí, eso debe ser. Asumiré de una vez por todas que me estoy volviendo adulto y me dejaré de idioteces, así al menos mi madre no vivirá espantada pensando que siempre he estado un poco loco. Además, tengo que resolver lo de esa materia reprobada o de lo contrario me retrasaré un año.

martes, 17 de mayo de 2011

El final de Harry Potter

[Por Cosmos 02]



Hace unos días, en un portal de Internet me topé con un nuevo tráiler de la última película de Harry Potter, “Las reliquias de la muerte II”. Entre los fragmentos de imágenes de éste y el primer tráiler puede colegirse la siguiente escena: En una torre de la devastada Howgarts, Voldemort le pregunta a Harry Potter “¿Por qué no te mueres?” a lo que Harry responde, “Porque tengo algo porqué vivir”. Después parecen estar a la orilla de un muro roto de esa torre y Harry le dice a su enemigo: “Vamos Tom, acabemos con esto así como lo empezamos…. ¡Juntos!”, toma sorpresivamente a Voldemort del cuello y se lanza con él al vacío. Después hay otra escena de lo que parece ser el duelo final.

Ambas escenas me parecieron extrañas. Simplemente no recordaba haber leído una caída de ambos personajes ni un duelo que no fuera en el gran comedor del castillo y rodeado tanto de sus seguidores como de mortífagos, cosa que no se ve en los trailers. Por eso y porque, no lo voy a negar, soy fan de la serie, me pareció que éste era el momento oportuno para volver a disfrutar la historia releyendo el séptimo libro, antes del estreno de la última película, cosa que hice con mucho gusto estos últimos días. Y no sólo aclaré esas dudas, sino que, además, volví a refrescar en la memoria muchos otros detalles que me parece enriquecen la historia de modo interesante, mucho más allá del hecho de que se trata de todo un universo mágico.

Por ejemplo, es obvio que J.K. Rowling le basta con observar cómo se comporta la opinión pública de su país ante los tabloides sensacionalistas, que tienen una larga tradición en Inglaterra, para poder contar la historia de Rita Skeeter y las “escandalosas revelaciones” que hace sobre Albus Dumbledore. De modo indirecto J.K. Rowling no tiene empacho en señalar lo sinvergüenzas que suelen ser algunos periodistas si se trata de vender. Y si bien en el libro no se menciona ninguna relación entre Skeeter y Voldemort, la analogía del aspirante a dictador que usa como estrategia destruir la reputación y la credibilidad moral de sus enemigos es obvia. La Historia de la humanidad es rica en casos como esos. El poder se vale de todos los recursos a su alcance para debilitar al enemigo, entre ellos el uso faccioso de los medios de comunicación. En México los casos abundan. Decir Televisa y Tv Azteca, para mí es sinónimo de la más inescrupulosa manipulación informativa con fines de interés político y económico.

La otra analogía histórica interesante es la de la obsesión de Voldemort y sus seguidores por la supremacía de la sangre pura sobre los “sangre sucia” y los muggles, lo cual nos remite claramente a la obsesión de Hitler por la supremacía de la raza aria sobre el resto del mundo. Lord Voldemort es un fascista que se mueve tras las bambalinas del Poder para mover títeres en el Ministerio de magia (ellos cuentan con la maldición “Imperius”, lo que puede equivaler a jugosos sobornos o amenazas de muerte), perseguir y asesinar opositores, crear panfletos de propaganda ideológica, distorsionar las noticias y cambiar las leyes (o aplicarlas discrecionalmente) hasta lograr la instauración de un Estado totalitario.

Lo otro, que es lo que realmente se destaca en las películas y que le da su gran atractivo, es el universo mágico y todas sus peculiaridades: las varitas y las relaciones con sus dueños, los otros seres mágicos, como los elfos, hipogrifos, arañas gigantes y demás, la larga colección de hechizos, el uso del díctamo para curar rápidamente las más terribles heridas, la bolsa de mano en la que cabe todo, etcétera, etcétera.

Es de resaltarse los Horrocruxes, auténtico sesgo demoniaco de la historia. La intrincada relación que hace Rowling de la historia personal de Dumbledore, la misión de Harry de destruir los horrocruxes y la existencia de las Reliquias de la Muerte crean un complejo entorno en el que, además, la narrativa va subiendo de tensión hasta llegar, casi al final del libro, al clímax del enfrentamiento final.

En esta relectura fue exquisito para mí recordar tres detalles que habría que tener presentes como buenos fans: Para que la profecía del quinto libro tenga sentido (“Ninguno vivirá si el otro sobrevive”, palabras más palabras menos), Harry debe morir a manos de Voldemort porque él mismo es un horrocrux que se creó cuando le hicieron la cicatriz. Ese pedazo de alma está representado en el bebé deforme de la estación del tren cuando Dumbledore le aclara la historia a Harry. Al mismo tiempo, al morir Harry, Voldemort pierde la protección que adquirió de Harry cuando usó su sangre para renacer. Lo segundo nos remite al sexto libro. Cuando Snape mata a Dumbledore, quien le quita la varita un momento antes es Malfoy. A su vez, en el enfrentamiento en casa de los Malfoy, quien lo desarma es Harry, por tanto, no importa que Voldemort haya tomado la varita invencible de la tumba de Dumbledore y haya matado a Snape para obtener su lealtad, Harry es su dueño y Voldemort termina con ella matándose a sí mismo. Dudo mucho que en la película puedan verse con claridad esta anécdota.
Lo tercero es la vuelta de tuerca final, la última sorpresa reservada y oculta celosamente en los seis libros anteriores. Todo un giro dialéctico en toda la trama: el aliado más fiel y sacrificado de Harry Potter es Snape. De hecho, el peor enemigo de Voldemort es Severus Snape, que por amor a Lily Potter fingirá por años y años para proteger a Harry y acabar con el señor oscuro.

En fin. Seguramente veré la película, igual y hasta la disfruto en 3D si tengo oportunidad, pero por muy espectaculares que sean los efectos cinematográficos y por muy hábil que sea el director para narrarnos la historia (la película 6 fue espantosa y el libro sensacional), nada puede compararse al inmenso deleite de ir develando sus misterios conforme se lee. Y será cliché, pero no deja de ser cierto: siempre será mejor leer que ver la película.

domingo, 24 de abril de 2011

Sólo por un día


Solo por un día dejemos pasar el carro del carril lateral cuando nos prende las direccionales. Sólo por un día no tiremos basura en la calle. Sólo por un día no busquemos bajarle una lana de más a nuestros clientes. Sólo por un día no mandemos a nuestro paciente a hacerse estudios innecesarios. Sólo por un día no transmitamos anuncios de productos “milagro”. Solo por un día no maldigamos al compañero de trabajo que gana más que nosotros. Sólo por un día lleguemos más temprano a nuestro trabajo. Sólo por un día terminemos los pendientes para tener menos mañana. Sólo por un día demos un poco más de propina. Sólo por un día no nos estacionemos donde está prohibido. Sólo por un día no demos mordida aunque nos la pidan. Sólo por un día sonriamos a quien nos recuerda nuestra madrecita. Sólo por un día démosle a nuestro jefe motivos para aumentarnos el sueldo. Sólo por un día capacitemos a aquel que busca aprender. Sólo por un día conduzcamos las noticias sin editorializarlas. Sólo por un día compartamos lo poco que tenemos. Sólo por un día digamos la verdad. Sólo por un día escuchemos las dos caras de la moneda en una historia y no solamente aquella con la que estemos de acuerdo.Sólo por un día no disparemos aunque tengamos un arma en nuestras manos. Sólo por un día cambiemos nuestra dieta y comamos cosas más saludables. Sólo por un día aceptemos que, en muchas cosas, estamos equivocados…

Sólo por un día…ya después, con tiempito, asi, despacito y sin darnos cuenta, vamos a volverlo a hacer todo de nuevo pero sólo por dos días. Poco a poco. Luego, si tienen ánimos y ganas, vamos a repetirlo durante tres días. Y asi. Se van a sentir mejor. De veritas.

Que hayan pasado excelente semana santa.

miércoles, 30 de marzo de 2011

30 de Marzo de 2011: 8:41 am

30 de Marzo de 2011: 8:41 am: Mi Blog me quita tiempo para mi Twitter.

Como Vito Corleone

[Por Cosmos02]

El día que operaron mi hernia hiatal, llegué al hospital a las 7 de la mañana tal cual me indicaron: recién bañado y con, al menos, 12 horas de ayuno. Me hicieron ponerme una bata y acostarme en la habitación que me tocaba del hospital. Cinco minutos después entró una enfermera y me puso la aguja para el suero en una vena del torso de mi mano izquierda. Magnífico trabajo, he de decir, pues me palmeo y presionó la mano para resaltar el ducto sanguíneo adecuado al mismo tiempo que me hacía la plática, de modo tal que apenas y sentí el pinchazo y luego hábilmente me puso las telas adhesivas necesarias para dejar seguro el catéter. Luego me dijeron que me relajara y que irían por mí rato después. Me quedé dormido como una hora, según yo. Estaba hasta soñando cuando me despertaron un par de camilleros, me levantaron para ponerme en la ídem y me llevaron al quirófano. Una vez ahí otra enfermera me arregló una especie de turbante en la cabeza mientras otra me cobijaba estratégicamente, creo. El quirófano estaba también bastante bien, tenía en una pared una pantalla gigante y sobre mí, un juego de lámparas que, parecía obvio, incluían seguro las cámaras de esa pantalla. También había un pedestal del que colgaban instrumentos que ni de broma podría nombrar. Si me hubieran dicho que aquello era igual que una sala de experimentación con humanos de una nave extraterrestre, seguro lo habría tenido que creer, incapaz de distinguir diferencias.

Luego entró un médico que, por la consulta del antepenúltimo día, sabía que era el anestesista, el cual me dijo:

- Amigo, lo noto muy preocupado.

- No doctor, de verdad que no. –Y era cierto, no me sentía particularmente angustiado, puedo jurarlo.

- Yo creo que sí. –Insistió

- ¿Debería estarlo? Estoy seguro que estoy en las mejores manos posibles. –No sé por qué creí que ése era el momento oportuno para hacerle la barba a uno de los que iban a ayudar a meterme bisturí.

- Yo creo que podemos administrarle un relajante previo a la anestesia –respondió sin hacer caso a mi leve intento de hacerme lambiscón; el reloj digital de la pared me dijo que eran las 8:30 en punto.

Y después todo cambió de repente, fue sólo un extraño pestañeo, un sorpresivo segundo en el que el techo tenía otro color y forma, el turbante en la cabeza se había ido, tenía un tubo metido en la boca, una manguerita de hule en la fosa nasal izquierda y una pinza mal puesta en el índice de la mano izquierda que me causaba dolor. Además, la cama tenía paredes laterales, como si estuviera metido en una caja. Escuché a alguien decir “Ya despertó”, con lo que, de inmediato, un enfermero me dijo “¿Puede respirar por la nariz?”. Yo le respondí haciéndolo, con lo que me quitó el tubo de la boca, con lo que pude quejarme de la pinza, que también quitaron. Luego llegó otro enfermero y me sacó del desconcierto: “Ya salió de cirugía señor González” “¿Ya? ¡Qué rápido!”, pensé contento. En realidad hasta ese momento habían pasado 5 horas y media.

Si por algún accidente médico hubiera muerto ahí, ni cuenta me habría dado, todo habría sido rápido y sin dolor, una pérdida de conciencia tan súbita, que no alcanzó siquiera a concebirse, a expresarse como idea: “Me estoy quedando dormido”, o algo así. Si pudiéramos elegir cómo morir, eso no estaría mal. Sería, tal vez, una opción muy popular entre la gente.

Como todos, tengo miedo de morir, por supuesto. La muerte es esa pequeña piedra en el zapato que nos molesta un rato todos los días, la punzada en el costado, el breve instante en el que, por miedo, nos falta el aliento de vez en vez. Esa permanente presencia que nos acompaña en la vida, en la noche, diciéndonos que ésta se va a acabar alguna vez y que tan poéticamente describe el maestro Mario Benedetti:

Pequeñas muertes

Los sueños son pequeñas muertes
tramoyas anticipos simulacros de muerte
el despertar en cambio nos parece
una resurrección y por las dudas
olvidamos cuanto antes lo soñado
a pesar de sus fuegos sus cavernas
sus orgasmos sus glorias sus espantos
los sueños son pequeñas muertes
por eso cuando llega el despertar
y de inmediato el sueño se hace olvido
tal vez quiera decir que lo que ansiamos
es olvidar la muerte
apenas eso.
Sin embargo, insisto, si se pudiera elegir, yo preferiría morir como Don Vito Corleone, persiguiendo a un nieto para jugar con él, provocarle risa, sentir la chispa de una última broma con cáscaras de naranja aunque tenga que pagar el precio de una breve, brevísima, como la de Don Vito, aspiración agónica, tan corta, que no me deje sentir el golpe en el suelo para poder tener como última imagen el rostro feliz de un niño.

Pero sea, es sólo una reflexión fugaz, de esas que se proscriben escribiéndolas.

Por cierto, para los tres lectores de “La Contraseña”, ya vamos a seguir publicando lo que sigue, es que he estado ocupado estudiando animación en 2D.

viernes, 25 de marzo de 2011

jueves, 17 de febrero de 2011

La Contraseña XIX

[Por Cosmos02]

Por si te perdiste las partes anteriores:
La Contraseña I
La Contraseña II
La Contraseña III
La Contraseña IV
La Contraseña V
La Contraseña VI
La Contraseña VII
La Contraseña VIII
La Contraseña IX
La Contraseña X
La Contraseña XI
La Contraseña XII
La Contraseña XIII
La Contraseña XIV
La Contraseña XV
La Contraseña XVI
La Contraseña XVII
La Contraseña XVIII


VI


El disco


Tercera parte





- Antes dígame una cosa –preguntó Víctor Kuzmanovski a través de su muñeco de ventrílocuo que, viéndole bien la cara, me pareció el traductor-. ¿Qué posibilidades reales hay de que recuperemos ese disco?

- Muchas –respondió parco mi papá.

- También debo resaltar las condiciones en las que estamos hablando –insistió el polaco-, nada de lo que aquí se diga debe revelarse.

- Eso ya estaba establecido desde el principio, no es necesario insistir en el tema. En mi agencia el principio de confidencialidad es absoluto –terció William Baskerville con cierta severidad-.

- Aún así –continuó el traductor al tiempo que escuchaba al polaco- negaré cualquier relación con ustedes si las cosas salen mal.

- Señor Kuzmanovski –respondió mi papá hablando con mucha calma- quisiera hacerle ver que debe usted dejarse de una vez de reticencias, es necesario que intercambiemos información para resolver esto a la brevedad. Si usted me oculta algo, eso podría entorpecer las cosas…

- Nuestra prioridad –lo interrumpió el inglés mostrando impaciencia- es ahora recuperar el disco, enfoquémonos en eso entonces.

Yo, en cambio, ni llevaba prisa ni me sentía presionado. Por el contrario, estaba encantado con mi padre, que había doblegado a este sujeto de aspecto temible, pero con mirada sin brillo. Era como si esos ojos negros, en los que ahora reparaba con más detalle, estuvieran fijos, sin iris que reaccionara a la luz y que, por tanto, transmitían un mensaje ominoso, precisamente por su ausencia de expresión. Pero en la nueva circunstancia en la que estábamos, desde que volvimos al interior, cambiaron para pertenecer a un hombre vulnerable, ya no tan temible, sino necesitado de quien realmente había mostrado mayor voluntad: mi padre. Así que en realidad estaba yo internamente de lo más divertido, disfrutando el instante y pensando, más allá de que las llamadas a la confidencialidad siempre llevaban miradas significativas hacia mí, que un día iba a poder contarle a mis futuros hijos que fui detective en un caso con extranjeros, información por recuperar y todo. Con el tiempo podría ir añadiendo a las cosas cuanto hiciera falta hasta convertirlas en un episodio épico, para placer de hasta mis nietos. Además, mi posición era muy cómoda hasta ese momento, pues me limitaba a escuchar ya sin preocuparme porque mi opinión fuera a ser necesaria, cosa que comenzaba a dudar. Sin embargo, tan pronto comenzó a explicar el polaco, las cosas para mí dieron un vuelco de trescientos sesenta grados.

- Detective Daniel Franco –comenzó a decir el traductor con la parsimonia que a veces le imponía el polaco al hablar-, el disco contiene el código fuente del Sistema Operativo Windows en todas sus versiones y modalidades, incluidos los avances del que está en desarrollo.

- ¿Qué? –Dije brincando de mi asiento y sorprendiendo a mi padre por mi reacción- Repita eso por favor –añadí impertinente-.

Víctor Kuzmanovski también se mostró sorprendido, miró a su traductor quien seguramente le decía mis frases y luego se volvió hacia mí, ya no tanto con gesto fiero, sino más bien intrigado, pero repitió:

- El disco contiene el código fuente del Sistema Operativo Microsoft Windows, el código de todas sus versiones, desde Windows 98, y todas las siguientes. Entendemos que se trata de una herramienta interna de Microsoft diseñada para facilitar la documentación del código, por lo que tiene añadidos comentarios internos reveladores que son de nuestro interés. En ese disco se incluye la versión de Windows que está en desarrollo y que aún no sale a la venta.

- ¿Por qué reaccionas así Carlos? –Preguntó mi padre con tono de reproche.

- ¿Por qué? Bueno, es que se trata del secreto mejor guardado del mundo de la informática Daniel. El código de Windows es, es… ¿cómo decirlo? Es un asunto de mucho alcance. Pero… -me volví hacía Kuzmanovski- ¿cómo? Microsoft nunca soltaría el código de Windows así nada más. A duras penas aceptaron mostrar algunas partes a ciertos gobiernos y, aun así, hay quien piensa que son fragmentos sin interés. Hasta donde sé, el programa para mostrar el código a gobiernos es sumamente selectivo, prácticamente cerrado. Es más –dije incisivo- esto es extraoficial ¿verdad? Ellos nunca le facilitarían el código de Windows a alguien como usted.

Kuzmanovski no dejó de mirarme mientras escuchaba la traducción. Sin embargo, suavizaba el gesto. Al parecer no le incomodaba que yo reaccionara así con lo que acababa de decir, al contrario, parecía halagado.

- Por supuesto que es extraoficial –interrumpió mi padre-, de no serlo nos lo hubiera dicho desde el principio. El señor Kuzmanovski viene por el producto de un robo. Si no se tratara de un acto ilegal, no exigiría confidencialidad como lo hace.

Ante la acusación de mi padre, todos guardamos silencio por unos segundos. Increíblemente, Kuzmanovski aprovechaba para recargar su enorme espalda en el aterrado sillón, cruzar la pierna poniendo el tobillo sobre su rodilla y alisar los pliegues del pantalón de su fino traje. A pesar de lo dicho, parecía haber recuperado cierta tranquilidad. Cuando terminó de acomodarse, por fin habló.

- El asunto no es tan simple como piensa detective. El método podrá ser reprobable, pero tenemos un interés legítimo por esa información. Y ahora no podemos correr el riesgo de que se pierda.

- Las consecuencias serían terribles –intervine otra vez inesperadamente y para sorpresa de todos, de cualquier modo, me sentía compulsivamente motivado a hacerlo-, si ese código fuera expuesto en Internet, la seguridad de muchas empresas, personas e incluso gobiernos estaría en peligro.

Miré a mi papá para corroborar que no reprobara de nuevo mi intervención. Sin embargo, tal vez comprendió que era el momento de justificar mi presencia. Por lo que, en cambio, me animó a explicar.

- ¿Por qué Carlos? ¿Qué lo hace tan importante?

- Por muchas razones –me volví hacia él no sin antes notar que Kuzmanovski tampoco se oponía a mi intervención, por el contrario, también me animaba a seguir hablando moviendo afirmativamente la cabeza y extendiéndome su mano con la palma hacia arriba-. El sistema operativo es el corazón que hace funcionar a las computadoras y en el caso de Windows, se trata del sistema operativo de más del 90% de computadoras en todo el mundo. Millones de equipos dependen de los algoritmos de Windows para funcionar. La exposición del código tendría efectos comerciales, políticos, militares y de muchos otros tipos. Te insisto que gobiernos, empresas, organizaciones en general se verían afectados. En ciertas manos, podría servir para atacar los sistemas informáticos de países enemigos, la seguridad del mundo estaría en riesgo si la información es vulnerable para ser espiada o destruida. Se podrían liberar virus informáticos, troyanos, gusanos y todo tipo de programas que paralizarían ciudades, que colapsarían información financiera, industrial, pública, académica y todo lo que quieras agregar no en un país, sino de continentes enteros y sus economías podrían entrar en crisis, sin exagerar. Si esa información la suben a Internet correría rápidamente en todo el mundo y no habría ya manera de hacer nada, cualquier estudiante de programación de nivel medio podría comprenderlo rápidamente y miles de piratas informáticos comenzarían a hacer programas destructivos para afectar a los usuarios del sistema, cada uno con su propio objetivo a aniquilar y vendría una ciberguerra de fuego cruzado caótica.

- ¿No habría una reacción de Microsoft ante una situación así?

- Si Daniel, claro, pero aun así, una vez en Internet, difícilmente podría detenerse una catástrofe informática. Aun suponiendo una reacción masiva de gobiernos y autoridades a nivel mundial, en muy poco tiempo, una vez conocida la noticia, se esparciría el código entre miles y miles de programadores y sus efectos serían casi inmediatos.

- ¿Por qué supones un escenario así Carlos? ¿No te parece exagerado? –preguntó mi papá evidentemente intrigado-

- No, no me parece exagerado. Ya una vez robaron una parte pequeña del código y aunque muy poca gente se enteró, hubo cierta alerta sobre ese hecho.

Kuzmanovski, que alternaba su enorme cara en mirar a su traductor y a mí, levantó su mano pidiéndome silencio.

- En realidad –dijo en voz de su intérprete-, nunca estuvimos seguros de que realmente hubiera existido tal robo. Además, la exposición del código del sistema operativo a la larga daría como resultado su perfeccionamiento y no necesariamente una catástrofe.

- ¿No?

- No –continuó Kuzmanovski, que no requirió de traducción a mi pregunta-. Pero en todo caso, no necesitamos analizar ese escenario. No es nuestra intención publicar el código en Internet de ningún modo, ni nada parecido.

- ¿Pero no será ésa la intención de Julieta Díaz? –Interrumpí ya sin ocultar mi exaltación por el tema-

- Lo dudo –terció mi papá-, Julieta Díaz se ocultó por miedo y ofrece devolver el disco. Yo diría que no quiere problemas.

- ¿Ya habló con ella? –Preguntó el polaco-

- No exactamente –respondió mi papá-. Sin embargo, debo decirles que no me satisface perseguir ese disco para usted señor Víctor Kuzmanovski. Esa información, como sea, no les pertenece. Además, no nos ha dicho cuál era el trato con Ethan Campbell, ni qué piensa hacer con el disco. Míster William –mi padre se volvió hacia su jefe- nuestro principio de confidencialidad es absoluto, pero lo es también el de ética. Si recuperamos ese disco será para devolverlo a sus genuinos propietarios.

- No vemos necesario agregar más detalles a la información vertida –dijo el traductor, pero por iniciativa propia, pues Kuzmanovski permanecía callado, a la expectativa-.

William Baskerville se reacomodó en su sillón y disminuyó la inclinación del respaldo, preparándose a intervenir de nuevo.

- Querido Daniel, el mundo no es blanco y negro y tú lo sabes. ¿Cuántas veces has enfrentado casos donde nuestros clientes, hombres o mujeres, es igual, merecían ser engañados? ¿En cuántos casos podríamos afirmar que el acusador también suele ser culpable? Te lo planteo al revés: ¿Cuántas veces, descubriéndose la verdad, el que acusa pierde y el culpable gana? Ya hemos hablado de esto antes, hemos recibido cientos de clientes así, contradictorios, y aun así atendimos y resolvimos sus problemas ¿No estás de acuerdo?

Mi padre pareció incomodarse por la referencia a otros casos e intentó defenderse, aunque no con mucho énfasis.

- No es equiparable con esto Míster William. Sabe bien que seguiré en el caso mientras usted me lo pida, pero no comparto que se quieran apropiar ilegalmente de información robada.

- De acuerdo Daniel –dijo el inglés sumamente serio-, el señor Kuzmanovski nos dirá cuál es el trato y para qué quiere la información, pero tú deberás concluir el caso y entregarle el disco. Es un pacto que le pido a ambas partes.

Volteamos a ver a Kuzmanovski quien permanecía callado, mirando el suelo con los ojos entrecerrados. Cuando por fin terminaron de comunicarle todo lo que se había dicho, se encogió ligeramente de hombros, volvió a la orilla del sufrido sillón y se dispuso a hablar.

- Debo aclarar algo. Los robos suelen servir para beneficiar al ladrón detective. Nosotros no vamos a revender lo robado. Tampoco tenemos intenciones de publicar información en Internet, ni queremos usarla para destruir a nadie. No somos criminales ni queremos serlo. Es más…

Mi padre interrumpió la última frase del traductor al hablar.

- ¿Revender? ¿Quiere decir que iba a pagarle a Ethan Campbell por el disco?

- Es usted veloz detective. –Respondió Kuzmanovski tras unos segundos de haber escuchado la traducción- Debo confesar que tal vez me equivoqué con usted, que realmente sea el hombre adecuado para esto. También reconozco la oportunidad de la participación de su hijo y la acepto, pues parece conocer el tema. Tendrán pues mi confianza. Ahora si me lo permiten, les voy a explicar con todo detalle, para evitarme más preguntas o descubrimientos de su parte: En efecto, íbamos a pagarle a Ethan Campbell y a Jack Hampton 25 millones de dólares por el disco.

- ¿Jack Hampton? –Pregunté yo-

- Jack Hampton es quien realmente robó el código por las noticias que tenemos, si le interesa el dato –dijo en clara alusión a mi padre-. Llevaba varias semanas ofreciendo el código en foros subterráneos de hackers por Internet, aunque no lo decía abiertamente, sino en clave.

- ¿Pero cómo lo hicieron? Me imagino que debe ser realmente complicado con los sistemas de seguridad que deben tener.

- Eso tendría que explicarlo Hampton, ahora que Campbell está muerto.

- ¿Por qué un disco? ¿Por qué no lo transfirieron por Internet de máquina a máquina, un FTP o cualquier técnica similar?

- Esto también debe explicarlo Hampton detective –en ese momento una pequeña vena de orgullo saltó en mí, el polaco me había llamado también “detective”. Intenté seguir el ejemplo de mi padre y poner cara de no sentir nada, pero la emoción amenazaba con rebasarme: era otra vez el niño aquél que jugó a ser detective por imitación a su papá-. Aunque supongo que tiene que ver con la cantidad de información involucrada, estamos hablando de varios gigas grabados en el disco, millones y millones de líneas de código, pero además no sólo simple código, sino también una gran cantidad de notas explicativas, señalizaciones y comentarios relacionados que están añadidos y que son de gran interés para nosotros porque nos han dicho que muchos de ellos vienen de la mano del mismo Bill Gates y que sólo son para el consumo de los desarrolladores en jefe. Ni siquiera los programadores de nivel medio tienen acceso a esas notas que podrían ser comprometedoras para la empresa. De hecho, se trata de un disco de súper alta densidad. Si se transfería, supongo que corríamos el riesgo de que alguien detectara la operación en la red de Microsoft y la interrumpieran. Pero, además, la transacción tiene dos componentes. Jack Hampton corroboraría el pago a través de transferencias bancarias para él y Campbell, cincuenta y cincuenta por ciento. Una vez hecho, Campbell entregaría el disco aquí en México; tal vez pensaba esconderse en este país.

- ¿Dónde está ahora el cómplice de Campbell? –Preguntó mi padre aún con un tono duro-

-¿Hampton? ¿Por qué lo pregunta? – Dijo el traductor después de escuchar al gigante.

-Para establecer que su presencia no sea un problema. ¿No lo van a buscar cuando noten el robo?

- No lo sabemos. Actualmente él está escondido en Europa esperando su dinero.

- ¿Por qué Ethan Campbell? –pregunté- Él es hijo de un hombre muy rico. Es uno de los ejecutivos de Microsoft que también aparecen en la lista de Forbes. No tiene sentido, 12.5 millones de dólares seguramente no es nada comparado con lo que iba a ser su herencia.

- Esto también tendría que explicarlo Jack Hampton, nosotros ignoramos esos detalles. El ofreció el código y nosotros lo contactamos para comprarlo, después él nos dio instrucciones de que recibiríamos el disco de manos de Campbell aquí. La negociación fue complicada, pero teníamos elementos para saber que estábamos haciendo una operación real.

- Sé que Pierre Khan tiene motivos para detestar a Microsoft señor Kuzmanovski, pero ¿qué papel juega él? –Volví a preguntar yo, en vista de mi nueva condición de detective y de que el polaco se había puesto cooperativo-.

- Khan está financiando la compra, no me pregunte más de él.

- ¿Para qué aceptaron hacer la operación? –preguntó ahora mi padre, el detective mayor- Si no van a hacer nada ilegal como argumenta ¿de qué les sirve? Si querían evitar que el código se difundiera, bastaba con que informaran de esto a la propia empresa para que evitaran el robo.

Kuzmanovski carraspeó y se levantó de su lugar, se veía nuevamente molesto, aunque terminé por pensar que era un enigma descifrar el sentir de este hombre, cuya expresión vacilaba entre lo hostil, inexpresivo, vulnerable, impaciente, siniestro o a veces, francamente vacío. Aun cuando de repente parecía sonreír, al final me quedaba con la idea de que no era posible comprenderlo. Tomó un poco de agua que hacía rato nos había llevado en una charola el señor Joaquín y que había dejado en una mesa de centro cercana. Volvió a su lugar y, de nuevo, miró a su ayudante para continuar.

- Recurrimos a ustedes para encontrar a Ethan Campbell y obtener el disco y lo que tenemos hasta ahora es un interrogatorio. No me hace feliz, pero les daré gusto. El análisis del código es del interés de muchos gobiernos detective.

- ¿Por qué señor Kuzmanovski? –Casi dijimos al unísono mi padre y yo, aunque en mi caso, además de decir sólo “¿por qué?”, tenía muchos elementos para saber de antemano la respuesta.

- Porque sospechamos que el Sistema Operativo Microsoft Windows, el que opera en la mayor parte de computadoras de todo el mundo, que usan en hogares, empresas, gobiernos y todo lo que usted enlistó –me señaló con la mano mientras hablaba en voz baja y su ayudante traducía- es una efectiva arma de espionaje al servicio del gobierno de los Estados Unidos y, antes de que pregunte, le voy a explicar por qué algunos pensamos eso.

viernes, 11 de febrero de 2011

La Contraseña XVIII

[Por Cosmos02]

Por si te perdiste las partes anteriores:
La Contraseña I
La Contraseña II
La Contraseña III
La Contraseña IV
La Contraseña V
La Contraseña VI
La Contraseña VII
La Contraseña VIII
La Contraseña IX
La Contraseña X
La Contraseña XI
La Contraseña XII
La Contraseña XIII
La Contraseña XIV
La Contraseña XV
La Contraseña XVI
La Contraseña XVII


VI


El disco


Segunda parte



El dolor es un rayo colérico que te recorre por dentro, agitándote en sollozos. Es una multitud de insectos devorándote el vientre, una campana gigante repicando en tu cabeza, una daga clavada en tu pecho, el abandono con el que caes incesante en este abismo sin fin. Pájaros negros volando en círculos bajo la lluvia. El vacío a tu alrededor, la desesperanza de un millón de niños escuálidos en medio de la guerra, del desierto, en caravana bajo una tormenta. El hambre campesina, el reo inocente, la madre soltera, el anciano solo, una mujer golpeada. La impotencia ante el Poder. Una ciudad destruida, un bosque en llamas, una casa de cartón en la montaña, un mendigo tirado en la banqueta, un maizal seco. Es el viento helado que paraliza tu corazón, un sol apagado, un día sin mañana, una mano asesina, el odio, un beso de Judas, el cinismo, la mentira, la ambición, la lujuria del dinero, el desamor, un golpe y luego otro, el tiempo que nunca retrocede, la ausencia de aire que te impide respirar, el estruendo de un arma cada vez que pronuncias su nombre, llamándolo: “Ethan ¿Dónde estás?”.

Despiertas con un enorme esfuerzo, lo primero que notas es un sabor amargo y pastoso en la boca, todo te da vueltas. Intentas levantarte pero no es posible, una mezcla de nausea y debilidad te lo impiden, por lo que derrumbas tu cuerpo de nuevo sobre la cama. Cierras los ojos para, así, recuperar la lucidez. Entonces escuchas una voz:

- Julieta ¿estás despierta?

- Sí, pero no puedo abrir los ojos, estoy mareada.

- Debe ser todavía por los efectos de la pastilla que te di anoche. Ayer no dormiste nada mujer. Quédate así, voy a traerte un caldito para que te sientas mejor ¿de acuerdo? No tardo.

Respiras hondo e intentas incorporarte, aún es difícil, los cuadros del cuarto danzan frenéticos a tu alrededor, junto con la ventana, el crucifijo y el foco. Te sientas recargando la espalda en la cabecera, vuelves a cerrar tus párpados y te mantienes inmóvil mientras todo se ralentiza hasta volver a su lugar. Tu amiga se acerca con una charola en las manos.

- ¿Te sientes mejor?

- Sí, creo que sí –contestas abriendo lenta pero definitivamente los ojos-. ¿Qué hora es?

- Ya es de noche Julieta.

- ¿He dormido todo el día?

- “Dormido”, lo que se dice “dormido”, no mijita. Has estado hablando y llorando, aun cuando te di una pastilla muy fuerte. Hasta un caballo se hubiera quedado bien dormido. Pero estuviste muy inquieta. En verdad que estuve a punto de inyectarte un sedante pero de por sí te veía mal, no quería darte nada más ¿Te acuerdas que limpié el sudor de tu frente?

- No sentí nada. Me duele mucho la cabeza.

Tomas la charola, la acomodas sobre tus piernas y haces el esfuerzo de sorber el caldo de pollo, que resulta un verdadero bálsamo para tu estómago.

- No me sorprende Julieta, ha sido una impresión muy fuerte para ti. Anteayer llegaste como a la una o dos de la mañana, ya no sé y no dormiste, y, cuenta, te tomaste la pastilla ayer como a las once de la noche, más el tiempo que estuviste despierta anteayer, llevabas, deja ver…, como cuarenta horas sin dormir.

- Ana Clara , te agradezco mucho, tu casa fue el primer lugar que se me ocurrió…

- Ni lo digas mujer, no tienes nada que agradecer, para eso somos amigas, las mejores.

- ¿No deberías estar trabajando en el hospital?

- Ya pedí permiso para faltar unos días al trabajo, luego arreglo eso, no te preocupes.

- Seguro también desvelé mucho a Raúl.

- No hay problema por él, te digo que no te preocupes, ahora ya no tarda de trabajar. Anteanoche ni se desveló, ya ves que luego de que te abrimos se regresó a dormir. Pero también está muy enojado por lo de Ethan. Dice que en la organización tienes todo el apoyo que necesites, que él puede hablar con los compañeros abogados, para que nos ayuden si hay problemas. ¿Vas a denunciar su muerte?

- No sé todavía qué voy a hacer…

- Bueno, te adelanto que Raúl también compró y revisó casi todos los periódicos de hoy en la mañana y están como los que revisamos ayer: no hay nada. Como si no hubiera ocurrido nada.

- Todo esto es muy confuso, me imagino muchas cosas, pero no sé qué está pasando. Se me hace muy raro que ningún medio diga algo, ni siquiera los de nota roja.

- Deberías reponerte primero Julieta. Todos queríamos a Ethan, pero ahora la que me preocupa mucho eres tú. Deberías ver la cara que tienes.

- Estoy muy dolida y muy triste… Al parecer ni siquiera lo podré enterrar como enterré a mis padres –se te quiebra la voz, llevas una mano a la cara y limpias de la mejilla la lágrima que se desplaza aprisa- pero me voy a reponer, tengo que reponerme. Además, me temo que este asunto no ha terminado.

Tu amiga pone una mano sobre tu hombro y te mira con afecto.

- Come, te hace mucha falta. Ya no llores. Comparto tu dolor por Ethan, pero sigo sorprendida, sin entender.

Suspiras profundamente y buscas controlarte. Eres consciente que debes enfrentar los hechos y actuar en consecuencia. Nunca has sido una mujer débil, no te concibes como tal. Entrecierras los ojos y recuerdas.

- Llegó a la casa con un disco, se robó información de Microsoft. Tampoco habla de eso el periódico ¿verdad?

- No. ¿Tú crees que lo mataron por eso?

- No se me ocurre otra cosa ¿cómo te explicas que no haya noticias sobre su muerte? No sé si lo seguían, o lo localizaron y ahí mismo lo mataron. Lo que me desconcierta es que no hayan subido por mí, tal vez alguien los vio y huyeron. Tal vez me siguieron hasta aquí…

Detienes un segundo tus palabras, la conclusión es ominosa, pero debes dejarla salir al tiempo que miras intensamente a tu amiga:

- Ana, te estoy poniendo en peligro. A ti y a Raúl. Debo irme de inmediato.

- No chiquita –dice tranquilamente Ana Clara moviendo el dedo índice muy cerca de tu cara- ni creas que te voy a dejar ir así, hecha este desastre. Si te acerco un espejo te espantas. Si alguien te hubiera seguido anteanoche ¿crees que no nos hubiéramos dado cuenta ya? Por si no los has notado mijita, mi colonia es pequeña y está bardeada, si alguien anda rondando, los vigilantes de la entrada lo comunican a los vecinos. Nadie sabe que estás aquí, además, dijimos que seríamos discretos. Así que ni te preocupes Julieta.

- Quiero hablarle a Rita, mi vecina, a ver si ha ocurrido algo en mi casa.

- ¿Quieres que te traiga el teléfono?

- No, lo haré desde mi celular. Si intervinieron los teléfonos de mis vecinas, así al menos no ven tu número.

- Por favor Julieta, no seas paranoica.

- Lo seré.

Te estiras al buró para tomar tu teléfono, Ana Clara retira la charola y marcas a la casa de tus vecinas. Te cuentan que hoy mismo, temprano, llegó a buscarte un hombre mayor, un tal detective Franco. Tu vecina te dice que parece buena persona, muy serio pero tranquilo, hasta algo distraído, como profesor chiflado. Le dio tu correo electrónico.

- Explícame exactamente qué te dijo –preguntas para confirmar la información, la joven repite la historia-.

- Gracias, ya no le digas nada a nadie más. Si alguien va a buscarme, simplemente digan que no estoy. Dile a tu abuela que ya no diga nada de Ethan, como si no lo conocieran… No, no te preocupes, nos vemos muy pronto por allá. Sí, todo está bien, ustedes ya no digan nada, luego te cuento pequeña. Cuídense mucho, adiós.

Tu amiga te mira parada frente a la cama, con los brazos cruzados. Comienza a ver a la Julieta Díaz que conoce: la mujer con la mirada de que siempre sabe qué debe hacer.

- ¿Tienes Internet aquí? Quiero checar mi correo electrónico.

- Claro, usa la computadora de Raúl.

Comienzas a sentir el alivio que te dio la comida, te sientes mejor, aunque la tristeza aún es una losa que debes cargar. Te asomas bajo la cama y atraes hacia ti la mochila, la pones sobre tus piernas, donde estuvo la charola, hurgas en su interior, todo está revuelto. Sacas el estuche en el que se encuentra el disco y lo levantas a la altura de tu rostro para que Ana Clara lo vea.

- Esto es el culpable de todo, pero me voy a deshacer de él lo más rápido que pueda.

La Contraseña XIX