Por si te perdiste las partes anteriores:
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V
El aliado
Segunda Parte
Segunda Parte
Podría jurar que sentí una bocanada de aire fresco cuando mi papá cerró la puerta tras sí y se sentó en la sala con la idea de saber qué tenía yo que decir sobre Víctor Kuzmanovski. Incluso me pareció ver en él un ligero gesto de sorpresa, lo cual era toda una novedad ante lo inexpresivo que solía ser. Antes de que él llegara, tenía planeado ir al pequeño restaurante que está a la vuelta de mi calle, que es dónde suelo ir siempre a comer. Por un momento pensé en llevarlo, pero si se trataba de conversar, lo mejor sería hacerlo aquí mismo, en mi departamento. En el refrigerador tenía comida preparada de otro negocio, también cerca, en donde de vez en vez suelo comprar para no perder el tiempo saliendo en días con mucho trabajo y había suficiente para dos raciones. Por lo que saqué el recipiente de plástico con un guisado y tal cual lo metí al horno de microondas, lo programé para un minuto y lo puse a trabajar. En tanto, saqué del refrigerador una olla con sopa y la puse a calentar en la estufa. Cuando el guisado estuvo listo, metí al horno una bolsa con algunas tortillas y también hice que se calentaran. Mi padre observaba desde la sala hacia la cocina y luego volteaba a ver a su alrededor, como distraído, igual que hace un rato, en donde parecía concentrarse en los libros. Finalmente puse platos en el pequeño ante comedor que tenía en el rincón de la cocina, dos vasos y cubiertos. Destapé una Coca Cola y serví en los vasos.
- Daniel, por acá ¿Refresco está bien?
Mi papá asintió moviendo la cabeza, parecía meditabundo, lejos de aquí. Entró en la cocina sin dejar de mirar alrededor y se sentó a la mesa.
Contra lo que me imaginaba, el asunto de tener ahí a mi papá ya no me resultaba repulsivo, como pensé antes de que llegara. Al contrario, me parecía de una singular fascinación. Era como tener ahí un cliente que iba por una consulta técnica y que, por ello, se comportaba respetuoso y distante, aunque también un poco extravagante, por lo menos hasta que nos dimos la mano momentos antes. Como fuera, yo ya no sentía rencor, ni enojo, sino una curiosidad enorme por su caso. Pero también me quedaba claro que querría que le dijera todo lo que yo supiese de Víctor Kuzmanovski y él no me daría nada a mí, si yo lo permitía, por supuesto.
- Espero te guste.
Mi papá pareció despertar, vio la sopa, agradeció con un gesto y comenzó a comer. El silencio fue largo, no sabíamos cómo comenzar. Cuando tomé su plato y le serví el guisado, habló al fin.
- ¿De dónde dices que conoces a Víctor Kuzmanovski?
- En mi trabajo me enviaron hace un par de años a una convención sobre Linux, había varias conferencias, una de ellas era sobre Microsoft, era una conferencia crítica, por supuesto. En el panel estaba Víctor Kuzmanovski, que hablaba sobre la demanda por monopolio que sigue la Unión Europea contra la empresa, también estaba Eric S. Raymond, que iba a hablar sobre los “Halloween documents”, había otro tipo que iba a analizar las licencias de software propietario que usan y no me acuerdo qué más.
- ¿Demanda por monopolio? –Preguntó mi padre-
- Sí, Víctor Kuzmanovski es conocido por algunas demandas contra Microsoft pero ¿puedo preguntarte algo antes de que continúe?
- Depende… -Respondió a la expectativa, evidentemente preparándose para negarse a dar información-.
- ¿Viste la película “El silencio de los inocentes”?
- Leí el libro de Thomas Harris –dijo mi padre serio, pero ligeramente sorprendido-
- Órale, yo no. Bueno, entonces sí recordarás lo que le dijo Hannibal Lecter a la agente del FBI, el papel que hace Jodie Foster.
- ¿En qué parte?
- A pues cuando va a verlo a la prisión para pedirle información sobre el asesino que tiene secuestrada a la hija de la senadora. Hannibal le dice: “Quid Pro Quo Clarice”. Algo por algo Daniel ¿Quieres saber sobre Víctor Kuzmanovski? Dame algo equivalente a cambio.
Pensé que mi padre se molestaría, que endurecería el rostro, se levantaría y se marcharía enojado alegando confidencialidad o algo por el estilo, pero me la había jugado de inmediato y sin planearlo de ningún modo. Si se iba lo lamentaría un poco, de todos modos a mí me iba a llegar de vuelta el mensaje de la tal Julieta Díaz, por lo que podría incluso insistirle una segunda vez. Pero no fue así. Contra mi pronóstico, mi papá hizo primero un gesto de sorpresa y luego me pareció que sonreía levemente mientras probaba con la cuchara el guisado.
- Tu madre te dio buenos consejos para vivir solo…
- Sí, me dijo que si no aprendía a cocinar, que por lo menos consiguiera dónde vendieran buena comida para llevar, que no siempre comiera en la calle. Eso es lo que hace ella en los últimos años ¿no?
- Más bien ella tiene quién le cocine… pero dime ¿Qué quieres a cambio?
- Quiero conocer tu caso Daniel.
- Imposible Carlos –respondió pero sin parecer ofendido o molesto-.
- Quid Pro Quo Clarice… -le reviré entrecerrando los ojos-
Mi papá volvió a sonreír un poco más abiertamente, entonces decidí darle algo más para animarlo.
- En el correo preguntaste por un disco y si tu cliente es Víctor Kuzmanovski, entonces él quiere ese disco, venía por él, eso es obvio. Su tema como abogado es la informática, es famoso en ese medio por eso. ¿De qué es el disco?
- No es exactamente así, me contrató para encontrar a una persona, sólo eso.
- ¿Al Ethan Campbell que mencionaste? ¿No?
- No voy a contarte el caso, es una regla. –Respondió sin inmutarse pero aún con la misma actitud relajada.
- ¿Y qué si se rompe la regla Daniel? ¿Las reglas son sagradas o qué? Si las rompes, que sea por obtener información. Estás hablando con Hannibal Lecter, créeme: Quid Pro Quo Clarice ¿De qué es el disco?
Eso lo divertía por alguna razón, no había duda, tal vez porque había leído el libro y la frase le recordaba algo de dicha lectura o por alguna otra razón, pero como fuera parecía determinado a no dejarse convencer.
- No lo sé, aunque pudiera decírtelo, no lo sé. Sólo voy a informar sobre el resultado de la búsqueda de Ethan Campbell, como escuchaste por teléfono por error mío y tal vez ahí se termine todo.
- Bueno, al menos dime quién es Ethan Campbell, a qué se dedica.
- Eso tampoco lo sé Carlos.
- Entonces permíteme un segundo Daniel, se trata de información ¿No? Bueno, entonces preguntémosle a San Google Bendito, que todo lo sabe, santificado sea su índex. No te vayas.
Me levanté de mi lugar, me metí a mi estudio, prendí una de las computadoras y entré a Google. Hice una búsqueda, abrí las dos primeras ligas en pestañas independientes de mi Firefox, las revisé y luego volví a la ventana original con Google e hice otra consulta, tomé la primera liga, de la página resultante hice una búsqueda en la misma con Control+F y con eso tuve lo que quería, apareció el nombre de Ethan Campbell, el asunto cuadraba, no había duda. Mi padre seguía en la cocina, había terminado de comer y aunque ya algo adusto, perecía tener curiosidad por mí.
- Ethan Campbell es un ejecutivo menor del área de mercadotecnia de Microsoft, está en su directorio, entre el montón de nombres, aunque su padre sí es fuerte ahí, se llama Steve Campbell, alto ejecutivo de la empresa, jefe de una de las áreas más importantes de desarrollo de software, responsable de interoperabilidad de sistemas o algo así, no lo chequé bien, pero sí te puedo decir que pertenecía al círculo cercano de colaboradores de Bill Gates cuando era arquitecto en jefe de software. Pero sea, andas buscando al hijo, que, te digo, es ejecutivo del área de mercadotecnia, pero no en un puesto de alto nivel.
- Era –respondió mi padre-
- ¿Perdón?
- Ethan Campbell era ejecutivo, está muerto.
- ¿De verdad? ¿Y cómo lo mataron?
Entonces mi padre se puso serio, me miró callado unos segundos y habló de nuevo.
- ¿Tienes más que decirme sobre Víctor Kuzmanovski Carlos?
- Si Daniel, lo tengo y mucho, de hecho el que tuviera algo que ver con alguien de Microsoft es todo un suceso, pero tendría que explicártelo ¿Quid Pro Quo entonces?
- Entonces déjate de juegos, estamos hablando de una persona muerta, voy a satisfacer tu curiosidad y tú me das más información.
- Dime primero –insistí aún, mi padre hizo silencio unos segundos y habló-.
- A Ethan Campbell lo asaltaron en la calle. Tenía una cita con Kuzmanovski y no asistió, no saben por qué. Por tanto, me contrataron para encontrarlo, así me enteré que murió antier en la noche por un simple asalto.
- ¿Y qué hay con la persona a la que le mandamos el correo hace rato?
- Esta mujer estaba con Ethan Campbell, quise hablar con ella para localizarlo a él, pero al parecer huyó dejando el mensaje de que va a devolver el disco.
- Qué raro ¿No? ¿Y por qué dejó ese mensaje?
- Es lo que quiero averiguar.
- Ah, ya entiendo –respondí-. Pero aquí aún hay algo más, algo que ya pensándolo con calma no me cuadra del todo Daniel. ¿De verdad se descompusieron las computadoras en tu oficina?
Mi padre entrecerró los ojos, pero me pareció imposible suponer qué pensaba.
- No, me despidieron en la agencia por aceptar este caso.
- ¿Te despidieron? ¿Estás desempleado? ¿cómo? ¿por qué?
- Es largo de contar, además, no tiene importancia. En tanto, te he dicho demasiado Carlos. Ahora dime qué más sabes.
- Víctor Kuzmanovski es un abogado famoso, por lo menos en el mundo de la informática como ya te dije, pero es famoso porque es una pesadilla legal para Microsoft –dije al fin-, por lo menos en Europa. De entrada, es el artífice, junto con su equipo, de al menos una de las multas que la Unión Europea le impuso por monopolio por varios millones de Euros. Ha sido asesor de los Comisionados de Competencia de la Unión Europea para el caso Microsoft. Incluso estuvo a punto de ser nombrado Comisionado independiente de la Unión para vigilar los pasos de la empresa y se cree que los hubiera traído bien cortitos, aunque prefirieron a un experto en informática, en lugar de un abogado, han de haber hecho todo por evitarlo, cosa que al fin lograron. También ha participado como asesor legal de la Free Software Foundation en Europa, entidad, podríamos decir, que Microsoft ha convertido en enemiga íntima por muchas razones [2] [3]. Si iba a reunirse con Ethan Campbell, trabajando donde trabajaba, forzosamente era algo relacionado con Microsoft, es imposible que no fuera así, y te aseguro que no era nada bueno para la empresa y claro que un disco cualquiera, lo que sea, podría tener algo que ver.
- ¿Y cómo sabes tú todo eso? –Preguntó mi padre. En la mirada de su inescrutable rostro había, sin embargo, un brillo de asombro.
- La empresa para la que trabajo da muchos servicios de Internet. Un tiempo desarrollé un proyecto para la presentación de contenidos para un sitio, era sobre noticias informáticas. Me quedé un buen tiempo asesorándolos y toda la información que publicaban terminaba yo revisándola completa. Me familiaricé tanto con el tema que incluso he llegado a escribir artículos relacionados para ese mismo cliente y a coordinar foros especializados donde la gente discute esas cuestiones. Hasta la fecha sigo lo que va surgiendo con todo detalle, digamos que así no me ocupo exclusivamente de temas técnicos, sino de temas que tienen que ver con la historia de las tecnologías de la información, su lado social, económico, legal, histórico, como quieras llamarle.
- Estás muy bien informado entonces.
- Se puede decir que sí. Y tengo más, mucho más datos, te lo aseguro, no te alcanzarían los Quid Pro Quo. Tendrías que contarme todos tus casos para darte todo lo que se sobre chismes de informática, así que ya te imaginarás lo apetecible que ya me está resultando esto.
- ¿Entonces crees que Kuzmanovski quiere el disco y no encontrar a Ethan Campbell en sí?
- Sí, así es. No creo que Kuzmanovski viniera sólo a conocer a un empleado de Microsoft, por importante que fuera y éste no lo era. Imagínate, Kuzmanovski viene de Europa, eso es muy lejos como para que sólo viniera a tomarse un café. Yo creo que el disco es muy importante, lo que tenga.
- ¿Por qué? ¿Qué puede haber en ese disco que lo haga tan importante?
- No sé, no creo que sea un video comprometedor para alguien, eso solo les pasa a algunos políticos idiotas en nuestro país, tampoco es música, por supuesto, ni una copia pirata de la última película de James Bond. Por tanto tienen que ser documentos, información de algún tipo. Igual y es la versión privada de Wikileaks de Microsoft.
Mi padre se quedó callado, pensando. Otra vez daba la impresión de distraerse, de encerrarse en sí mismo, tal vez para analizar las cosas, para memorizarlas, algo ocurría con él, aunque sólo fueran unos cuantos instantes, de todos modos era un efecto muy notorio. Cuando parecía salir de su ensimismamiento pregunté:
-¿En qué estás pensando Daniel?
- En que, si tienes razón, me pedirán que recupere ese disco.
- Voy contigo.
- No es posible
- Quid Pro Quo Clarice
- Esto no es un juego Carlos –respondió poniéndose grave-, no es posible hacer Quid Pro Quo.
- Claro que sí Daniel ¿Ya se te olvidó que soy quien va a recibir la respuesta de la poseedora del disco? Yo soy el contacto. Soy Hannibal Lecter ¿Quieres saber qué me responde esta mujer? Entonces voy contigo a tu cita con Kuzmanovski, Quid Pro Quo Clarice.
En la mirada de mi padre percibí un destello de ira, como la que había visto una vez hace pocos años.
La Contraseña XV
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