El asalto

- El golpe tiene que ser certero caballeros.

- Debemos esperar a que los dueños de la casa duerman, afortunadamente tenemos perfectamente estudiados sus movimientos, son de rutinas estrictas.

- Excelente, entonces mañana en la noche atacamos; repasemos una vez más el plan, la mujer siempre se despide de su marido a las 10 y él se queda unos minutos más a ver la televisión y sube a la recámara como a las 11. A las 11:30 salimos por nuestro botín.

- Es importante que gateemos, de ese modo haremos el menor ruido posible.

- Correcto. ¿Tenemos las herramientas necesarias, la silla y la soga?

- Preparadas en la bodega.

- Perfecto. Ahora a descansar caballeros.

Justo a las 10 ya se encontraban dentro de la sala, sin ser vistos, esperaron pacientes a que ella le diera un beso de buenas noches al marido, y, tal como lo habían predicho, minutos más tarde él se levantó, apagó el televisor y se fue a dormir. Gateando se acercaron a la caja donde estaba el preciado botín, aunque éste se encontraba escondido estratégicamente detrás de unas botellas.

Acercaron la silla y, con destreza, amarraron la soga para alcanzar el anaquel donde estaba la caja, uno de ellos vigilaba para evitar cualquier sorpresa mientras los otros dos escalaban hasta alcanzar la caja. En cuanto la tuvieron entre sus manos emprendieron la huída rápidamente.

Casi fue el golpe certero que esperaban.

Desafortunadamente la avaricia los cegó: al día siguiente, ella y su marido se percataron del asalto, regresaron a su cuarto y descubrieron a los responsables, todos con la culpabilidad dibujada en los que, aparentemente, eran sus inocentes y dormidos rostros, sucios del chocolate que sus hijos habían comido glotonamente la noche anterior.