miércoles, 12 de enero de 2011

La Contraseña XV

[Por Cosmos02]

Por si te perdiste las partes anteriores:
La Contraseña I
La Contraseña II
La Contraseña III
La Contraseña IV
La Contraseña V
La Contraseña VI
La Contraseña VII
La Contraseña VIII
La Contraseña IX
La Contraseña X
La Contraseña XI
La Contraseña XII
La Contraseña XIII
La Contraseña XIV


V


El Aliado


Tercera parte


Cuando Jack Hampton vio por primera vez el Sleeping Beauty Motel después de llegar a Londres, le pareció un simpático castillito inglés, con su torre de reloj, su fachada color naranja y sus tejados negros de dos aguas. El hotel tenía la ventaja de estar a suficiente distancia del centro, en el 586 de Lea Bridge Road, lo que era convenientemente discreto y a un precio bastante accesible para su magra economía. Pero su desencanto comenzó cuando vio el descuido de la habitación que le habían dado: el aire acondicionado fallaba intermitentemente, al armario se le atoraba la puerta al abrir, el lavamanos tenía rota una esquina, la regadera se veía corroída y la cama estaba dura. El problema es que ya no podía cambiarse de hotel sin crear un conflicto con su contacto. El acuerdo es que él esperaría ahí a que la operación se concretase. Por lo menos, se consolaba, la habitación tenía televisión y conexión inalámbrica a Internet, lo que hacía la espera algo menos intolerable. Sin embargo, llevaba ya más de 24 horas extras encerrado ahí, apenas comiendo la comida del mismo motel y desesperado por la falta de noticias. Todo lo que sabía es que Ethan Campbell no había llegado a la cita con Kuzmanovski y tampoco se había comunicado ya más con él, por lo que tuvo que darle a su contacto el nombre de Julieta Díaz como única referencia para encontrar al desaparecido. Por desgracia, no había podido darles el domicilio de esa mujer. Por lo que caminaba de lado a lado en la habitación, pasándose la mano por el cabello, tomando el control remoto de la televisión que estaba sobre la cama, cambiando de canal y reanudando su marcha de la ventana a la puerta sin prestarle atención a la programación. También de vez en vez abría la computadora portátil que tenía sobre una pequeña mesa, se conectaba al portal de su banco, revisaba su saldo y volvía a cerrar la computadora de un golpe. Luego se levantaba de la silla para dirigirse a la perilla del aire acondicionado en la pared, moviéndola para que volviera a funcionar y en esa monotonía llevaba ya todo el día.

Era poco menos de la medianoche cuando sonó el teléfono de la habitación.

- Hampton –dijo al teléfono-

- Nos acaban de avisar que en unas horas más habrá un informe acerca de Ethan Campbell ¿Ya se comunicó él con usted? –Respondió una voz al otro lado de la línea-

- No, maldita sea, no se ha comunicado nadie conmigo. Deberían mantenerme al tanto de las cosas con más frecuencia –dijo exasperado-, yo necesito mi dinero ya, quiero largarme de aquí.

- Sabe que eso no es posible hasta que recibamos el disco.

- Está bien, está bien, con un demonio. Avísenme qué pasa.

- Le llamaremos mañana a las 8. Para entonces conoceremos lo que los detectives que contratamos tienen que decirnos. Usted no se mueva de ese lugar.

- Ok

Hampton colgó el teléfono y bufó disgustado. ¿Lo habría traicionado Ethan Campbell? Eso le parecía increíble, él no sería capaz ¿Pero ella? ¿Ella sería capaz? Tal vez. Ella era mucho más fuerte. Pudo haber convencido a Ethan de quedarse con todo, de dejarlo a él, a Jack Hampton, fuera de este negocio. Dio otra vuelta por la habitación dando pasos rápidos, como si quisiera salir corriendo. Había cometido el error de confiarse demasiado, había dejado muchas cosas en manos de Ethan Campbell. Es cierto que para llegar a su objetivo había tenido que acercarse a él y que resultó ser una persona a la que había llegado a apreciar. ¿Sería posible que Ethan hubiera resultado más astuto que él y lo hubiera engañado? ¿Qué elaborara sus propios planes conforme él iba convenciéndolo de los suyos? ¿Sería posible que incluso se aprovechara de toda la situación y que llegara a incriminarlo? No, imposible. Era más fácil que su amante lo hubiera convencido de otra cosa. Esa perra. Para Hampton no pasaba inadvertido que ella parecía desconfiar de él, que le resultara antipático. Si Ethan había cambiado su plan y lo traicionaba, sería por ella, nunca por sí mismo, pero si eso realmente había ocurrido, entonces ambos lo lamentarían mucho en el futuro. Conocerían a Jack Hampton y lo que era capaz de hacer, eso lo juraba.

La Contraseña XVI

7 comentarios:

pleyis dijo...

Sr. Cosmos02 , no es porque no me lata leerlo aqui en tianguis , pero... no cree q usted ya debería tener uno por si solo?, Digo, tiene buen material...

El Agus dijo...

Jejeje, Bro, ahi te hablan.

cosmos02 dijo...

¿Un blog completito para mí sólo? No se... me gusta mucho El tianguis.
¿No será que más bien lo que necesitamos son algunos post de El Agus?

Saludos cordiales.

cosmos02 dijo...

Pérame, pérame.. aguanta Pleia... ¿porqué me hablas de usted? ¿De plano se nota tanto lo betabel?

El Agus dijo...

Fijate Bro que tenía pensado un post sobre un cuate que tiene un perro que, con el paso de los años le creció demasiado y se puso muy violento. Al principio lo tenía en el patio trasero de su casa pero un día, sin previo aviso, se le metió a la sala por la puerta trasera. Quiso regalarlo pero le dijeron que no podía poner un anuncio en el periódico porque algunos periódicos seleccionaban lo que valía la pena o no publicar. Quiso poner un aviso en twitter pero le dijeron que twitter no era para esas cosas, era para divertirse y pasarla bien. Pensó en salir a la calle a ver quien quería al perro violento y agresivo pero le comentaron que no lo hiciera porque sólo iba a causar caos vial y molestia en los demás. El pobre hombre tuvo que quedarse con el perro hasta que un día, el último mes del año 2012, el perro finalmente huyó por su cuenta y nunca más se le volvió a ver. El hombre ahora es feliz.

No sé si publicarlo o no como post ¿cómo ves?

Un abrazo.

cosmos02 dijo...

Je,je,je...¿Es una metáfora sobre México y su perro rabioso? Bueno, como sea, me parece muy bueno Bro, sólo necesitas hacer una de dos cosas (o ambas, quién sabe): extenderlo para que descubramos en detalle los avatares del hombre y el perro o reducirlo para que sea un tuitcuento, no se qué prefieras.

Un abrazo.

El Agus dijo...

Nombre, no es una metáfora, es simplemente una historia de un vecino mio. Cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia.

Lo depuro y decido luego donde publicarlo.

Saludotes Bro.